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Entre gritos y porras, AMLO volvió a lo suyo un día después del debate: la plaza pública, donde promete y explica lo que en el set no
07:46 jueves 14 junio, 2018
MéxicoEstallan las porras, los gritos, los empujones de la gente con el pescuezo sobre las vallas de fierro, los aplausos. Las banderas, rojas, blancas y guindas, del PT, del PES, de Morena, ondean bajo el azulísimo cielo yucateco. Bailan junto al templete dos botargas, un peje, un huachinango, calientes en la humedad de 36 grados, cuando menos. Niños y adultos quieren abrazarlo. Las mujeres le mandan besos: "¡López Obrador! ¡Te amo!". Al día siguiente del tercer debate presidencial, realizado en Mérida en un museo adaptado como set de televisión, Andrés Manuel López Obrador vuelve a su ambiente, al sol con bronceado, a los dos y hasta cuatro mítines diarios, a la plaza pública, al templete, a hacer escarnio de los políticos, a retomar las promesas. En el Municipio de Ticul, a una hora de Mérida, hace un calor infernal, y él lleva una cachucha guinda con la frase "Ya sabes quién" enfrente en letras blancas. "Anoche dije que hay que ser autosuficientes, que ya no vamos a estar comprando en el extranjero lo que consumimos, como esta gorra y las que tenemos, ¿que nosotros no podemos producirlas?". Hace proselitismo acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez, y por los candidatos al Congreso y al Gobierno de Yucatán, Joaquín "Huacho" Díaz Mena. "¡A mí me pueden llamar Peje, pero no soy lagarto!", exclama y el público le aplaude, repite las frases que ya conoce, se indigna. Agrega ejemplos. Nunca lo contradicen. López Obrador quiere relatar esa historia que le contaron: "Un político fue a hacerse una cirugía de nariz con recursos públicos y su esposa le pide al médico que se la deje como la de Peña Nieto". "¡Se gastan 5 mil millones de pesos en seguro médico al año, hasta se estiran, se planchan con el presupuesto público!", dice López Obrador, y en la primera línea de sus seguidores, una mujer con gorra china del PT abre y cierra los brazos, grita: "¡Como la Ivonne Ortega (ex Gobernadora de Yucatán), entró así de cochinota y, cuando salió, salió así de buenota!". Agrega el candidato: "Me dicen que yo ya estoy viejito, que ya estoy chocheando. Lo que pasa es que yo sí estoy al natural, no estoy estirado, no estoy planchado, además esos 'fifis' no se asolean, no andan con el pueblo, todo es publicidad". A sus 64 años, el tabasqueño se desenvuelve en la plaza pública como no lo ha hecho en el set de los tres debates. El maquillaje, las cámaras de televisión, las luces, que alguien le lleve la contraria, no le gustan. Ya canceló su asistencia al debate organizado por la Coparmex el 21 de junio porque para entonces andará en cierre de campaña. Dos capitales diarias, hasta el 27 de junio, con su cierre masivo en el estadio Azteca. Parado en las escaleras del templete, desde donde improvisa una conferencia de prensa, explica lo que no ha podido hacer frente a Ricardo Anaya, que lo acusó de tener a un contratista preferido, el ingeniero José María Riobóo, a quien en 2005, cuando el panista tenía 26 años y todavía ni se estrenaba como diputado plurinominal, el Gobierno de la Ciudad de México le dio unos contratos. ¿Le molestó que Anaya lo haya confrontado?, se le cuestionó. "Es muy cínico, es muy hipócrita, es una risa así (trata de sonreír como si trajera la quijada de alambre), postiza. Entonces, es mucho muy corrupto y miente como respira, pero ya, afortunadamente, la gente se dio cuenta". Riobóo ya tenía avanzado el proyecto, dice el tabasqueño, los contratos fueron auditados, el encargado de Banobras era Felipe Calderón. Suena convincente. ¿Por qué no se lo dijo anoche?, le preguntan los reporteros. "Porque no hablo rápido y se me acabó el tiempo y por eso lo estoy aclarando ahora", responde. Y se va. Tiene otro mitin por la tarde en Chetumal. La mañana de este jueves estará en otro en Ciudad del Carmen y, por la tarde, uno más, hasta Chimalhuacán, Estado de México. Algunos reporteros ya no pueden alcanzarlo, cortan el camino y van a esperarlo a Ciudad del Carmen. Afuera del set, un peje en el agua. -- Reforma