Muchos dicen que los candidatos o funcionarios, la clase política en general, pecan cuando cometen alguna falta o acto contrario a la legalidad. Casos y ejemplos hay muchos. Y los pecados, de todos. Y entonces viene también el objetivo en estos días santos, como la navidad, en donde se nos llama a la reflexión.  La reflexión del recuerdo a la muerte de un hombre que, dice la tradición cristiana, se entregó por la humanidad, aquel, como la canción que fue al calvario con una cruz a cuestas y decidió entregarse en su pasión por redimir los pecados de los mortales. ¿Y la reflexión de los mortales a nuestros actos? Concretamente los actos sociales, los actos cívicos, los actos políticos. El que la clase política se arrepienta de sus faltas y pecados, es poco probable. Lo hacen cada 3 años o ante las autoridades laxas que les permite regresar los recursos que de alguna manera sustraen y hasta en abonos. No son garantía de salvación o entrada al reino de los cielos. Mientras entren al reino de los recursos ya la hicieron. Pero el que los ciudadanos reflexionemos que, inclusive, el votar es parte de esta eucaristía cívica en donde todos compartimos el pan y el vino de la sociedad en la que convivimos, es sacramento mayor. Pues también el votar por “Barrabases” o “Gestas” es pecado cívico, pecado social y si estos bandidos y ladrones bíblicos ganan, es también pecado de omisión. Por saber y no evitar su arribo al “templo político”. Ya si al pedir el voto el brillo de su aureola no nos permitió ver la clase de personas que después revelaron es distinto. Reflexionemos en estas fechas de guardar, que la responsabilidad que tenemos en próximas días los potosinos es esa, ni llevar al poder a los que traicionaron, a los que vendieron por 30 monedas, a los que fueron comparativo frente a buenas personas, a los que no tuvieron firmeza en sus decisiones y permitieron que un inocente muriera y a los que se rieron de quien estaba sufriendo en su cruz. Hasta el lunes…