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Por su parte, China, India y otros países aliados consideran que la medida es una barrera al comercio
20:40 martes 18 noviembre, 2025
Mundo
La Unión Europea defendió ayer que ha llegado el momento de imponer un precio al carbono, una propuesta recibida con recelos en la conferencia sobre el cambio climático de Belém (COP30), que entró en su fase decisiva.
La tarificación del carbono es algo que debemos perseguir con el mayor número posible de países y lo antes posible”, declaró Wopke Hoekstra, comisario europeo de Clima, ante los asistentes a la reunión en Brasil.
El argumento de los europeos es que la entrada de productos que no cumplen con los estándares medioambientales de la UE supone una competencia desleal.
China, India y otros países aliados consideran que ese Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la UE es en realidad una barrera al comercio.
En fase de prueba desde 2023, el CBAM se centra en las importaciones de productos que generan altas emisiones de carbono, como el acero, el aluminio, el cemento, los fertilizantes, la electricidad y el hidrógeno. Está previsto que se aplique en su totalidad en 2026.
Brasil también ambiciona sacar adelante una “hoja de ruta” para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, grandes responsables del calentamiento global.
Es una especie de Arca de Noé para que podamos mirarnos a nosotros mismos y decir que cada uno de nosotros construyó ese proceso”, dijo la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, sobre la hoja de ruta.
La ONU advirtió también del riesgo de obstruccionismo en temas como la adaptación al cambio climático y las finanzas, asuntos clave en las negociaciones, que terminan el viernes.
La presidencia brasileña anunció que habrá sesiones nocturnas en la COP30.
No podemos permitirnos perder tiempo con obstrucciones”, dijo el jefe del organismo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell.
KENIA REUBICA JIRAFAS ANTE LA PÉRDIDA DE SU HÁBITAT
Guiada con cuidado por guardabosques, una jirafa con los ojos vendados se tambalea al subir al vehículo que la llevará lejos de un entorno cada vez más hostil, rumbo a un nuevo hogar en el Valle del Rift, en el este de Kenia.
Según los conservacionistas, este tipo de reubicaciones representa el último recurso cuando la actividad humana o el cambio climático ponen en riesgo la supervivencia de la fauna silvestre o su convivencia pacífica con los humanos.
Las complejas operaciones, supervisadas por el Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS, por sus siglas en inglés), se han vuelto cada vez más frecuentes en el este del país africano.
Cientos de jirafas, cebras y antílopes han sido retirados de Kedong Ranch, en la ribera del lago Naivasha, un popular destino turístico.
Con el paso de los años, este territorio ha sido vendido y subdividido en parcelas para proyectos inmobiliarios, lo que impide que los animales pasten o utilicen el corredor natural entre el monte Longonot y Hells Gate.
Los animales comenzaron a sufrir. Estaban varados, estresados", explicó Patrick Wambugu, del KWS, en referencia a las cercas que bloquean la ruta natural de las jirafas.
El equipo de Wambugu reubicó el domingo a cinco ejemplares en una operación que movilizó a decenas de personas, varias camionetas e incluso un helicóptero, que sobrevoló las planicies para rastrear a los animales antes de sedarlos con dardos tranquilizantes.
Dominic Mijele, un veterinario de KWS que participó en la operación, dijo a AFP que la jirafa es el animal más difícil de trasladar y que implica "numerosos" riesgos.
Esta criatura de largas extremidades puede sufrir caídas fatales al ser sedada y, pese a su apariencia apacible, es capaz de propinar fuertes patadas a quienes intentan asistirla.
También son sensibles a la anestesia y no pueden permanecer sedadas por mucho tiempo debido a su particular anatomía, que incluye una gran distancia entre el corazón y el cerebro, explicó Mijele.
Por ello, los guardabosques deben inmovilizar físicamente al animal antes de vendarle los ojos y proceder a su traslado.
Una vez asegurados en la camioneta, los animales deben ser trasladados unos 30 kilómetros desde el rancho hasta su nuevo hogar en la reserva privada Oserengoni.
Allí, un veterinario los monitorea durante una semana, aunque por lo general establecen su territorio en apenas dos días.
Esperamos que en los próximos años la población se multiplique y puedan prosperar en este lugar", comentó Mijele.
DILEMA
Operaciones similares se llevan a cabo casi todos los meses en Kenia, según Mijele, principalmente como respuesta a la creciente destrucción ambiental.
Además, los conflictos entre humanos y fauna silvestre van en aumento.
La población de Kenia se ha disparado de 30 millones en el año 2000 a unos 56,4 millones en 2024, según datos del Banco Mundial.
Muchos pobladores se asientan en zonas que también sirven de refugio para la fauna silvestre, advirtió Evan Mkala, gerente de programa del Fondo Internacional para el Bienestar Animal en el este del país.
La región aledaña al lago Naivasha está siendo "invadida" por asentamientos humanos, lo que obliga a realizar costosas reubicaciones cuando se alcanza un "punto crítico", una situación que se ha vuelto cada vez más común.
Kenia tiene cientos de parques nacionales y reservas privadas que generan importantes ingresos turísticos, pero enfrenta el desafío de "conciliar" el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y la conservación de vida silvestre, apuntó Philip Muruthi, vicepresidente de la Fundación Africana de Vida Silvestre.
África no tiene que escoger entre la conservación de vida silvestre, la protección de la naturaleza y el desarrollo", opinó, y subrayó que el bienestar de humanos y animales es "inseparable".
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Con información de Excélsior