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La televisión en México tutelada por el PRI se inicia con la transmisión de un informe presidencial de Miguel Alemán
00:10 martes 21 octubre, 2025
ColaboradoresLa pantalla negra se llena con una advertencia curativa antes de cualquier enfermedad. Curarse en salud, decían antes:
“Este documental es resultado de una investigación periodística en ejercicio de la libertad de expresión basado en información pública, el cual tiene como objetivo principal la crítica de un tema de interés público”.
Después de eso, con notable trabajo de recopilación de imágenes y documentos, (aunque cansada reiteración de argumentos por parte de personajes que van y vienen) el documental (Televisa) sobre el PRI, por Denise Maerker, es una obra nada riesgosa ni novedosa: desuella un cadáver sin arriesgar comprometedoras evidencias forenses.
Así ha sido siempre en la TV.
Imposible olvidar la huella genética. La televisión en México tutelada por el PRI se inicia con la transmisión de un informe presidencial de Miguel Alemán, cuyo hijo (gobernador priista de Veracruz) fue durante muchos años vicepresidente de la empresa, cuyo principal ejecutivo, Emilio Azcárraga Milmo, se proclamaba orgulloso soldado del Presidente… priista, obviamente.
Pero la oportuna advertencia inicial (no requerida) es clara.
Se persigue la crítica, no el relato axiológico de la gran empresa de comunicación alimentada por el sistema priista. Tampoco pretende un real análisis político; mucho menos una revisión histórica. La crítica se basa en su derrumbe, no en la alianza casi terminal con el PAN bautizada por Andrés López como PRIAN, como observa la señora presidenta (con A).
“A moro muerto gran lanzada”, decía otra frase popular.
Pero mientras el documental (o su primera parte) es insistente pregunta (¿ya viste el documental de Denisse?) y tema de conversación por todas partes, en la mañanera (la cotidiana y abrumadora Hora Nacional, urbi et orbi), surge una observación para la desgracia de los herederos de Plutarco y sus oficiosos sepultureros.
Ahora ya están diciendo: “No, es que el PRI ya murió”.
“El PRI ya, como ya está… Alito Moreno, pues ya no, ese ya no representa a nadie…”
“…Que por cierto —pregunta la presidenta (con A)—, esta serie que está (sic) del PRI, ¿qué pasó con el PRIAN? Porque fue lo mismo. Faltaron ahí Fox y Calderón, si es (son) lo mismo pero bueno, cierro paréntesis (sintaxis respetada).”
Pues quizá esas alianzas electorales, no conceptuales, vendrán en futuros capítulos del documental. Por ahora pedir el abordaje del prianismo —iniciado por Salinas—, es como hablar de Morena y preguntar por Jorge González Torres.
La intención detrás de este documental es sencilla: manifestar la separación del pasado poder frente al nuevo patrono, cuya longevidad resulta previsible. Pero no es divorcio. Es viudez, aunque ahora luctuosa la TV repudie al difunto y ponga flores secas sobre su sepulcro. Facilito.
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL