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“La política se ha distorsionado mucho, no hacen obras y tampoco quieren que las hagas. ¿Cuánto hace que aquí en San Luis no ves una buena obra?, ¿verdad que ya se necesita?”
21:33 martes 15 mayo, 2018
San LuisLos miembros de su equipo de trabajo entran y salen de su casa de campaña, pero a las oficinas de la calle Naranjos la gente del pueblo es la que más acude. Hombres y mujeres que quieren hablar con Ricardo Gallardo Juárez. Hombres y mujeres que cruzaron unas cuantas palabras con el candidato en algún mitin político y éste les dijo que lo buscaran en su oficina.
No tienen cita previa, pero confían en hablar con él. Lo sienten cercano, uno como ellos. Y Gallardo lo sabe. Su asistente le dice que estamos listos para la entrevista, pero él insiste: ¿qué personas han llegado? Se acerca y habla con ellas. Le plantean problemas ciudadanos, de esos que se escuchan todos los días en las secciones de denuncia de los noticieros. Gallardo escucha y ordena. Sus asistentes replican que el asunto es complicado, pero él insiste: “ayúdales”. Su determinación le viene de familia. Su padre fue un hombre “de los antes”. Duro, recio, pero que le enseñó la disciplina del trabajo. Le enseñó a levantarse temprano y a dormirse tarde, le enseñó que la vida no conoce de sábados, ni de domingos, que para comer hay que trabajar duro. LOS ANIMALES NO CONOCEN FINES DE SEMANA El padre de Ricardo Gallardo fue propietario de granjas y vivía en el Barrio de Tlaxcala, en una casa propia, de 9 cuartos. Tuvo 7 hijos y aunque Gallardo no era el mayor, fue el primer hijo varón, lo que lo convirtió en la mano derecha de su padre y en el consentido de su madre. Gallardo Juárez no fue un niño que iba a la escuela por la mañana y que jugaba por las tardes. Desde muy pequeño apoyó a su padre en la granja y la escuela pasó a segundo plano, en horario nocturno y en una escuela para adultos. GLOBALMEDIA: ¿Dónde nació y cómo fue su infancia? RICARDO GALLARDO JUÁREZ: Yo nací en Plan de Guadalupe 326, en el Barrio de Tlaxcala. La primaria la hice en el Centro Escolar Ponciano Arriaga, la secundaria en la escuela Lázaro Cárdenas, una escuela para trabajadores, porque siempre estudié de noche. Mi preparatoria la hice en la prepa número 3, era de la Universidad. Estaba en avenida Industrias. La secundaria estaba en la colonia Popular. Era la única escuela nocturna que había para trabajadores. Por lo regular era para gente más grande. No era gente de mi edad. GM: ¿Cómo era la relación con sus padres cuando era niño? RGJ: Muy buena con mi madre, con mi padre igual. Mi padre muy duro de carácter, de la gente de antes. De él aprendí la disciplina de trabajo. Pero eso me ha sacado adelante, desde esa fecha fue puro trabajo. Era una persona muy dura, como podríamos decirle, muy agarrado. Él no contrataba trabajadores, el trabajador era tu servidor. Con mi mamá me llevaba muy bien, por ser el hombre más grande. Erámos 7 de familia, fui entre los hombres el más grande. GM: ¿Cómo era un día normal en su casa, cuando era niño? RGJ: Esto no es muy creíble. Mi padre nos llevaba a las 4 de la mañana a la granja, regresábamos a las 9 a desayunar. Volvíamos a regresar a la granja y 3 o 4 de la tarde, ya de regreso. Luego a bañarte e irte a la escuela. GM: ¿y qué hacía usted en la granja? RGJ: Pues el trabajo como peón, desde bajar un camión de alimento, darle de comer a todos los animales, ahora todo es automático, anteriormente todo era manual. Aparte tenía 20 vacas para ordeñar. GM: ¿Hay alguna anécdota de la granja que lo haya marcado en su infancia? RGJ: Sí, nos íbamos muy temprano porque teníamos que matar y pelar determinada cantidad de aves, lo hacíamos manualmente, para posteriormente poder entregarlas en carnicerías. Anteriormente se vendían los animales en manojos de pollos. Mira, no cualquier niño hace eso, me quedó muy marcada la cuestión del trabajo. No tuviste una niñez por así decirlo. Todos los jovencitos están en la escuela y estudiando y para nosotros fue puro trabajo. Ni los domingos. Le decía a mi papá: oiga, contrate a alguien, no tenemos ni tiempo los domingos. Me decía mi padre: ¿si comes?. Sí, sí como, le respondía. Órale, los animales también, me decía él. ME GUSTABAN MUCHO LAS MUCHACHAS A pesar del trabajo diario Ricardo Gallardo se deba tiempo para practicar box en el gimnasio del mercadito 16 de Septiembre, que se estrenó cuando era niño. Ya un poco más grande –de 17 u 18 años- le gustó la charrería y participaba en el Cortijo 5 hermanos. Entre risas, el ahora candidato a reelegirse, admite que fue un niño precoz en el amor. Le gustaban tanto las muchachas que su primera novia la tuvo en la primaria. GM: ¿Cómo conoció a su esposa Pilar Cardona? RGJ: En la charrería… una gran mujer. Por eso todavía estamos juntos. Es un matrimonio muy estable, me apoya mucho, me ayuda mucho, en los peores momentos allí está conmigo. Ella iba a ver a los charros. La mayoría de las veces la iba a visitar a su casa. Algunas veces hasta vestido de charro. De allí llegó el pollo. El famoso pollo que todos conocen. GALLARDO, EL EMPRESARIO Desde muy joven, Ricardo Gallardo Juárez se convirtió en empresario. Tuvo primero una distribuidora de pollo, con muchos trabajadores, dato que remarca orgulloso con su voz. Posteriormente, cuando su padre se retiró, las granjas pasaron a ser administradas por él. Tenía granjas de pollo, distribuidoras de alimentos y rastro propio. Y aprovecha la entrevista para decirle a sus detractores que no se volvió rico gracias a la política, que vive bien, pero gracias a su trabajo como empresario. GM: ¿Cómo era un día normal en su vida antes de convertirse en alcalde? RGJ: Fue muy duro, muy pesado. Como en el 2000 cerré la granja, pero seguimos en los cárnicos. Nos llegaban dos o tres tráileres directamente de Estados Unidos, seguía repartiendo el pollo, porque siempre fue nuestro fuerte la distribución. Vendíamos un tráiler diario. Mucha gente que no me conoce habla por hablar. Todavía no estaba en la política y bendito Dios ya facturabamos más de 100 millones de pesos anuales. Fui de los primeros que me dictaminé para estar bien con Hacienda. Cuando Gallardo llegó a la política ya era constructor, tenía líneas de tráileres, las empresas trabajando bien. Una red de distribución en todo el estado, especialmente en la Huasteca. “No me metí, me metieron”, con esta frase explica cómo llegó a la política, gracias a Edgar Murguía, actual delegado de Pozos, un profesor que lo convenció y buscó consejeros para que fuera candidato a la alcaldía de Soledad en 2006. El PRD andaba buscando un perfil empresarial para encabezar la causa de su partido en el vecino municipio y vio en Ricardo Gallardo el perfil idóneo. El resto es historia conocida. UN NUEVO JONGUITUD Gallardo afirma que no le gusta hablar mal ni bien de nadie, que el pueblo es el que debe juzgar a sus políticos, pero en cuanto le preguntamos por los políticos más destacados que tuvo San Luis Potosí en el siglo XX no pudo contenerse. RGJ: Mis respetos para Jonguitud. En lo particular me tocó vivirlo. Fue una persona que lo atacaron mucho, pero fue una persona con mucha visión. Gracias a él hoy tenemos un Parque Tangamanga que es la envidia de muchos estados. Un bulevar que como sirve. Y el día que no lo tenemos porque llueve, arriba es un desastre. A mi me hubiese gustado hacer una obra de esa magnitud, hoy quieres hacer una obra y todo el mundo te ataca. Te atacan porque no la pudieron hacer los de enfrente. La obra de Fray Diego ya hacía muchos años que un municipio no hacía una obra de más de 200 millones. La última obra grande fue la de Muñoz, que gastaron 50 millones de pesos. Imagínate que Gallardo hiciera esa obra, pues todo mundo en contra. No lo han analizado, pero es la entrada más fea de San Luis Potosí. El candidato del PRD a la alcaldía sostiene que 2 años y medio son insuficientes para realizar todos los cambios que la ciudad necesita, por eso busca la reelección. Y está confiado que en esta ocasión no estará solo. Si su hijo Ricardo Gallardo Cardona llega a la diputación federal hará mancuerna con él, para gestionar recursos y realizar las obras grandes que sueña y que San Luis merece. Está convencido que se puede, porque hace 3 años todos dudaban que realizaría obra y logró pavimentar 300 calles. “1300 millones de deuda me dejaron. Dijeron, Ricardo Gallardo no va a hacer nada y sabes qué: lo hemos hecho. Y no solamente pavimentado esa cantidad de calles. Estar pagando 1300 millones de pesos, hasta llegar a 800 millones de pesos, que es lo que debemos. Pagamos 500 millones e hicimos obra”. “La política se ha distorsionado mucho, hoy no lo hacen y tampoco quieren que lo hagas. ¿Cuánto hace que aquí en San Luis no ves una buena obra? Verdad que ya se necesita, es lo que la gente quiere, buenas obras. Por eso no me interesa ir a un debate. La gente quiere propuestas. Me avala mi trabajo”. A ratos Gallardo no se deja entrevistar, pregunta cosas. Quiere conocer cómo lo ve la gente, quiere conocer la opinión de su pueblo, medir el pulso ciudadano a través de los periodistas, como si quisiera nutrir su ego, reafirmarse en sus objetivos. ¿Verdad que ningún presidente municipal lo ha hecho?, pregunta. Guardamos silencio. Como él dice, que sea la historia y el pueblo el que conteste.