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06:55 lunes 1 abril, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / ¿Exceso o derecho ganado?
Mientras la población en general adopta acciones de buen uso de energía eléctrica en el hogar, apaga luces que no ocupa y adquiere focos ahorradores, hay 72 mil 420 personas en el país que no tienen esas preocupaciones porque el costo de la energía que consumen sale de los bolsillos de todos los mexicanos. En 2018 la cifra alcanzó mil 548 millones de pesos y en enero de este año la tendencia se mantiene, pues se erogaron 132.6 millones de pesos para ese propósito. Los beneficiados son los 14 mil 319 empleados de confianza y los 58 mil 101 trabajadores sindicalizados de la Comisión Federal de Electricidad, quienes como prestación laboral reciben el suministro gratuito de 350 kilowatts-hora cada mes. En lugares en los que hay red de la CFE, la ayuda es en especie, pero en sitios en los que no hay red, el apoyo se da en dinero, vía su recibo de nómina. La situación es una muestra más de los privilegios que gozan los trabajadores de sindicatos de Pemex o CFE, y de otras dependencias oficiales, a costa de los recursos públicos. La prestación referida supera por mucho al trato que recibe el cliente habitual de la empresa eléctrica. Para el consumidor doméstico hay tres tipos de costos: quienes consumen hasta 150 kilowatts-horas al bimestre (no cada mes como la prestación para los empleados de la CFE) pagan 79 centavos por cada kilowatt, para los siguientes 130 kilowatts el costo es de 95 centavos. A partir del kilowatt 281 el costo casi se triplica, pues cada kilowatt excedente se cobra a 2.80 pesos. Mientras la CFE ofrece al usuario doméstico solo 280 kilowatts bimestrales a un precio menor a un peso, los más de 70 mil empleados del sector reciben gratis hasta 700 kilowatts cada dos meses. Para el cliente común de la CFE la prestación podría ser calificada de excesiva o indebida. Para el trabajador, un derecho ganado. En tiempos de austeridad republicana, 1,548 millones de pesos anuales son recursos valiosos que podrían usarse en acciones productivas. Buen número de las prestaciones a sindicatos de dependencias oficiales provienen de la época del llamado corporativismo, en la cual los sindicatos eran considerados grupos para apoyar causas políticas. Muchas se oponen a la política de terminar con privilegios, que busca el actual gobierno. El salario digno y suficiente no está a discusión, pero sí, por ejemplo, aquellas prestaciones que rebasan lo marcado en la ley. Muchas tendrían que ser revisadas. No se debe olvidar que su origen está en los impuestos que pagan los mexicanos.
OPINIÓN / La Conquista y la República rencorosa
No me parece trivial el incidente de la carta a España; dice mucho sobre cómo podría ser la diplomacia en este gobierno, la visión histórica de nosotros mismos, y sobre el uso político que de ella hace López Obrador. Coincido con AMLO en que los 500 años de la Conquista abren la oportunidad para una nueva reflexión sobre nuestro origen como nación. Por lo cual sería buena idea invitar a historiadores españoles para, junto con los mexicanos, reflexionar sobre esos hechos. Y desde luego, muy bueno era invitar al rey de España a un acto para refrendar la reconciliación entre ambos pueblos. Lo cual hubiera sido más probable si se le dejara al rey confeccionar su propio discurso antes que exigirle un machote a nuestro gusto. Seguramente ese discurso hubiera tenido un tono amistoso y conciliatorio. Ahora ese canal parece cerrado en medio de injurias, resentimientos y acusaciones, donde no las había. Si se buscaba un acercamiento y refrendo a la conciliación, la torpeza del gobierno arrojó justo lo contrario. No hay oficio diplomático, y todo indica que la Presidencia se saltó los canales adecuados. Como sea, la historia no es en blanco y negro; tiene matices. Así, los vencedores de Tenochtitlán mayoritariamente fueron indígenas agraviados por los aztecas, conducidos por apenas un puñado de españoles (no pasaban de 1,500). De ahí aquello de “La conquista la hicieron los indios…”. Cortés supo aprovechar dicha división: “Vista la inconformidad de los unos y de los otros, no hube poco placer, porque me pareció hacer mucho a mi propósito, y que podría tener manera más fácil de sojuzgarlos”. La matanza tras la derrota de la ciudad recayó sobre todo en los tlaxcaltecas. Dice Bernal: “Tan grande era la crueldad de nuestros aliados, que por ningún motivo querían respetar una vida, pese a nuestra reprobación y ejemplo”. Comprensible, su odio a los aztecas. La corona española podría aducir, por otro lado, que puso de su parte para evitar los atropellos a los nativos a través de las leyes de Indias, propiciadas por monjes como Antonio de Montesinos, quien en un célebre sermón censuró a los colonos: “Todos estáis en pecado mortal por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes”. El pupilo de Montesinos, fray Bartolomé de las Casas, convenció a Carlos V de emitir un edicto que decía: “La actuación de los conquistadores en las Indias ha sido ilegal; el Consejo de Indias deberá elaborar un plan de acuerdo al cual las posesiones de América puedan gobernarse sin violencia”. Con perdones o sin ellos, los mexicanos seguimos cargando el estigma de la Conquista, que como muchos autores han señalado, nos genera un conflicto interno como herederos simultáneos de las víctimas y de los victimarios. Decía Paz: “El odio a Cortés no es odio a España; es odio a nosotros mismos… Cortés divide a los mexicanos, envenena las almas y alimenta rencores anacrónicos y absurdos… apenas Cortés deje de ser un mito histórico… los mexicanos podrán verse a si mismos con una mirada más clara, generosa y serena”. Aún no lo hemos logrado, evidentemente. Es un problema nuestro. Y eso debido a la forma en que se enseña la historia oficial; de manera simplificada y maniquea, en la que los mexicanos nos asumimos sólo como herederos de los indígenas, y en particular, de los aztecas. De ahí aquello de “Los españoles nos conquistaron”. No, conquistaron a los pueblos originarios que habitaban estas tierras, que se hallaban en guerra continua. Parte del problema con López Obrador es el uso simplista y binario que hace de la historia; quienes no están alineados con su proyecto —o lo cuestionan en algo— son herederos políticos de Cortés, Calleja, Santa Anna, Miramón, Díaz y hasta Huerta. Ese es su ruta para construir la República Amorosa que ofreció: polarizar, dividir, satanizar, confrontar, y fomentar enconos; ahora también con los españoles. Aunque no con su homólogo Donald Trump… hacia él, respeto absoluto (por consulta popular).
Frentes Políticos 1. Perseverancia. Luis Miguel Barbosa Huerta recomenzó ayer una campaña que inició en realidad en diciembre de 2018. Tras 16 meses promoviendo su proyecto, tiene miles de seguidores y una ventaja de tres a uno en todas las encuestas. Con la prioridad de reconciliar a los poblanos y lograr la paz con propuestas concretas, abatir la pobreza y rescatar el campo, tiene el camino allanado. “No soy un hombre de privilegios que busca el poder por el poder, sino para servir y atender a todos, pero primero a los débiles y pobres”. Se siente, dijo, con “la fuerza y legitimidad para ser el próximo gobernador”. Con él viene la reconciliación y el desarrollo. Lo dicen los poblanos. 2. Éxito a la vista. Fabio Barbosa Cano, el especialista en investigaciones económicas y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que el problema del huachicol en el país debe tener una estrategia dirigida a la inversión en ductos e instalaciones en las grandes ciudades para detenerlo a mediano plazo, además, reconoció como necesario el plan para detener el robo de combustible. Precisó que al menos 600 mil barriles de gasolina eran robados a día, equivalentes a unos siete millones de litros, y que ese robo generó pérdidas de 60 mil millones de pesos en 2018. Y lo mejor: el robo de combustibles podría acabarse en seis meses. Hay confianza. Todo saldrá bien. 3. Simbolismos. La película Roma, de Alfonso Cuarón, trajo a la mesa un tema de injusticia laboral que estuvo escondido por décadas. Desde el Centro Médico Nacional Siglo XXI, uno de los escenarios de la película, y con la presencia de parte del elenco, como la actriz Marina de Tavira, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) pusieron en marcha el programa piloto de afiliación de las trabajadoras del hogar a la seguridad social. El objetivo de German Martínez, director del Instituto, y de María Luisa Alcalde, secretaria del Trabajo, es dotar a las empleadas domésticas de derechos a servicios médicos que desde siempre les fueron negados. Ellas también forjan este país. 4. ¿Ahora sí? Llevamos cuando menos tres lustros escuchando que el fuero debe eliminarse. Y los intentos, hasta ahora, han sido inútiles, simples sueños guajiros. No esta vez. La minuta de eliminación de fuero al Presidente de la República y legisladores aún no llega a la Cámara de Diputados, pero Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena, adelantó que buscará agilizar su aprobación y, al mismo tiempo, incluir que los gobernadores tampoco gocen de inmunidad. El mayor cáncer que puede haber en la administración pública es la corrupción, por ello pretenden acabar con el fuero para los gobernadores. Ojalá que la Cuarta Transformación tenga la quimioterapia correcta, porque lo hemos oído tantas veces. 5. Irresponsables. En medio de interrupciones por las protestas de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), la Cámara de Diputados inicia la cuenta regresiva para concluir el segundo periodo ordinario de sesiones de la LXIV Legislatura. Y la sorpresa es que los legisladores concluirán con un alto nivel de rezago legislativo en las comisiones, principalmente en las de Hacienda y Crédito Público, Gobernación y Población, Justicia, Puntos Constitucionales, Salud y Educación. O sea, casi todas, pero sólo en casi todas, no vaya usted a creer que en todas. Los pendientes oscilan entre el 40% y el 90% de iniciativas sin dictaminar. ¿Qué opina, don Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados? ¿Flojera o ineptitud? Bitácora del director / A las urnas... Sí, otra vez
Parecería que apenas ayer se desarrollaban las campañas de 2018 y ya estamos de nuevo en una contienda electoral. En dos meses, una parte del electorado será convocada nuevamente a las urnas y ya veremos el apetito que tiene para ejercer su derecho al voto, en medio de la polarización política que vive el país. Se trata de apenas una décima parte del electorado. Sin embargo, será una oportunidad para ver si la apabullante victoria de Morena y sus aliados el año pasado se repite en los seis estados que tendrán elecciones el domingo 2 de junio. En Puebla tendrá lugar una elección extraordinaria para gobernador, luego de la trágica muerte de la mandataria estatal Martha Erika Alonso, el 24 de diciembre pasado, al estrellarse el helicóptero en el que viajaba. En Baja California también se elegirá al Ejecutivo estatal, además del Congreso local —compuesto por 17 diputados de mayoría y ocho de representación—, así como cinco ayuntamientos. En Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo se renovará la Legislatura estatal, mientras que en Durango estarán en juego los 39 ayuntamientos. Por obvias razones, Puebla y Baja California concentrarán la atención en la jornada electoral. De tener un buen desempeño en las urnas, Morena, el partido de gobierno, podría crecer el número de gubernaturas que controla, de cinco a siete. Una derrota del PAN en Baja California sería el fin de 30 años de hegemonía en ese estado. Los panistas lo ganaron por primera vez en 1989, con Ernesto Ruffo como su candidato. Puebla sería un triunfo mayor para Morena, pues con esa gubernatura, el partido del gobierno tendría en sus manos tres de las cuatro entidades más pobladas. En julio del año pasado, Andrés Manuel López Obrador ganó los seis estados que estarán en juego en junio entrante, pero no obtuvo resultados parejos en todos ellos. Su porcentaje de votos varió desde 39% en Aguascalientes hasta 67% en Quintana Roo. Estos comicios serán una prueba para el liderazgo que ejerce el hoy Presidente y también una forma de medir su aceptación entre los ciudadanos. También representarán una oportunidad para la formación de liderazgos locales. En Puebla, el exsenador Luis Miguel Barbosa intentará ganar los comicios, luego de haberlos perdido el año pasado, y sobreponerse a las críticas por sus declaraciones acerca del helicopterazo. Tendrá enfrente a un candidato surgido de la academia, Enrique Cárdenas, candidato común del PAN, PRD y MC, partidos que en 2018 formaron la coalición Por México al Frente. Por su parte, el empresario Jaime Bonilla buscará destronar a un panismo que ha gobernado por tres décadas en Baja California y evitar que los pleitos internos de Morena por candidaturas no afecten la competitividad del partido. Su principal contrincante será el panista Óscar Vega Marín, quien fue oficial mayor de la Secretaría de Gobernación y titular del Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como secretario estatal de Educación. Barbosa y Bonilla tendrán que probar que tienen valor político más allá de su relación con López Obrador, quien se ha comprometido a que su gobierno no incidirá en las elecciones. Ayer domingo se dio el banderazo a las campañas en Baja California y Puebla, y a mediados de abril arrancarán en el resto de los estados. Serán procesos que seguramente incidan en el curso de la política nacional.