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Señalan que padres de familia deben fomentar a los menores para que no se tengan casos de bullying en contra de menores con alguna discapacidad
09:34 jueves 29 noviembre, 2018
San LuisLas principales necesidades que tiene la comunidad de personas sordomudas y sordociegos es de comunicación básica, por lo que las familias requieren de intérpretes tanto en las escuelas como en los servicios públicos que ayuden a desempeñar su vida con independencia, por lo que es importante fomentar el aprendizaje de señas en las escuelas señaló María de Lourdes Ruiz, presidenta de la Fundación Abres My Lus. “Lo que sugerimos es que en todas las carreras, por lo menos el abecedario y numero que se sepan los estudiantes, para que cuando salgan, solos tengan la habilidad de poder aprender la lengua de señas cuando encuentren a alguien más, si se pudiera tener la lengua de señas básico en maestros, pedagogos, normalistas, psicólogos, seria excelente”. Maribel Lara Contreras, madre de 2 menores con una discapacidad, una con sordera profunda y otra con hipoacusia leve señaló que la principal necesidad que se tiene es que se tenga una mayor inclusión de las personas con discapacidad en las escuelas regulares, que los maestros estén capacitados para recibir a estos alumnos y que los niños desde los hogares tengan conciencia de que un niño con discapacidad no debe sufrir bullying por su condición. “Que los maestros estén bien capacitados, y yo creo que también que los niños, el bullying lo hacen porque todo viene de casa, eso depende de los padres de familia, desde casa les empecemos a decir que los niños con cualquier capacidad diferente son iguales a nosotros”. Por otra parte, señaló que otra problemática que enfrenta las personas con sordera es que cuando toman el transporte público, por su condición no escuchan el sonido de que pasa o no su tarjeta de prepago, lo cual también provoca problemas con los conductores. Actualmente la asociación Abres My Lus atiende a un total de 25 niños con sordera especial o que son sordociegos, que junto a la familia de estos menores suman hasta 300 personas al año.