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La presión internacional por el riesgo de hambruna en Yemen ha frenado el asalto contra el puerto por el que llega casi todo el alimento
09:21 domingo 18 noviembre, 2018
MundoLos habitantes de Hodeida contienen el aliento. Aunque todavía se oyen explosiones esporádicas, los intensos bombardeos aéreos que sufrían desde principios de mes han remitido en los últimos días. La creciente presión internacional ante el riesgo de una hambruna generalizada en Yemen parece haber frenado el asalto de la coalición que encabeza Arabia Saudí contra ese puerto del mar Rojo, el último en manos de los rebeldes Huthi y por el que entran el 70 por ciento de los alimentos que necesitan los yemeníes. Se ha abierto una pequeña esperanza de negociación en una guerra que ya se prolonga casi cuatro años. "Trece millones de yemeníes estamos atrapados entre dos fuegos", resume Hakim Almasmari desde Saná. El director del diario The Yemen Post se refiere a la mayoría de quienes viven en la zona controlada por los rebeldes Huthi, incluidas la capital y Hodeida. Por un lado, son víctimas del autoritarismo y la mala gestión de ese grupo. Por otro, sufren los ataques de la coalición en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente y cuyo cerco amenaza con matarles de hambre. Los rebeldes Huthi se hicieron con el poder en Saná en septiembre de 2014 aprovechando el desbarajuste y la corrupción del Gobierno de transición surgido de las protestas de 2011. Para acabar con la dictadura de Ali Abdalá Saleh, los principales partidos políticos y las petromonarquías vecinas consensuaron reemplazarle por su número dos, Abdrabbo Mansur Hadi, que fue refrendado en un plebiscito. Cuando los Huthi, apoyados por la parte del Ejército leal a Saleh, secuestraron a Hadi y le forzaron a dimitir, este huyó a Arabia Saudí y, como Presidente legítimo, reclamó su ayuda para volver al poder. Saleh murió en diciembre de 2017, en un ataque precisamente de las fuerzas Huthi. Casi cuatro años después, esa intervención militar, con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos y respaldada por los países occidentales (en especial, EU y Reino Unido), no ha logrado desalojar a los insurgentes de Saná y ha agravado las fracturas regionales, políticas y sectarias de Yemen. Pero sobre todo ha puesto al país al borde de una hambruna que hace palidecer el número de civiles muertos a causa de los combates (entre 10 mil y 80 mil, según las fuentes). "Las cifras hablan por sí solas: hay 8.5 millones de yemeníes en situación de prehambruna y existe el riesgo de que en breve sean 13 o 14 millones", declaró por teléfono Lise Grande, la coordinadora residente de la ONU en Yemen. "Se debe al conflicto, pero también a la mala gestión económica (...) Parece que la coalición ha tomado la decisión de hacer una pausa: De cientos de bombardeos se ha pasado a decenas. No sabemos si es temporal o duradera, pero se agradece. Nunca es demasiado tarde", añade. El objetivo de saudíes y emiratíes con la captura del puerto de Hodeida es privar a los Huthi de los ingresos que les proporciona el tráfico de mercancías para forzarles a rendirse. Pero dado que tres cuartas partes de los 28 millones de yemeníes dependen de la ayuda humanitaria y la mayoría de ella entra por esos muelles, su cierre agravaría la catástrofe. Desde junio, cuando la coalición anunció su ofensiva, las ONG y las agencias de Naciones Unidas dieron la voz de alarma. Ahora, un mayor escrutinio internacional sobre Riad tras el asesinato de Jamal Khashoggi en Estambul ha puesto en el punto de mira su intervención en Yemen y dado un nuevo impulso a los intentos de la ONU por parar la guerra. Aunque no hay un alto el fuego formal, tanto portavoces emiratíes como saudíes han declarado su respaldo a las gestiones del enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, para sentar a negociar a las partes en Estocolmo antes de fin de año. Tras el llamamiento de EU a poner fin a las hostilidades el 2 de noviembre, la coalición respondió reanudando el asalto a Hodeida. Mientras que los emiratíes han entrenado fuerzas yemeníes y contarán con aliados cuando se retiren, los saudíes temen que si paran los bombardeos, los Huthi lleguen a Estocolmo en una posición de fuerza, añadió una fuente diplomática. Los Huthi, que han lanzado decenas de misiles contra territorio saudí y que están acusados de utilizar a los civiles como escudos humanos, pueden esperar aprovechando la presión internacional sobre sus enemigos. Los últimos combates han causado 600 muertos. "Hace dos semanas los bombardeos se hicieron más frecuentes y cercanos, y de inmediato notamos un incremento en el número de heridos de bala, por metralla o explosiones; los dos últimos días han sido algo más tranquilos", contaba el pasado miércoles Chris Hook, responsable del hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Hodeida. Llegaron a atender a 250 pacientes en su servicio de emergencias y practicar medio centenar de intervenciones quirúrgicas en una semana. Hodeida es una ciudad casi desierta. Muchas tiendas del centro están cerradas y casi no hay gente por la calle. Desde junio hasta octubre, al menos 80 mil familias habían buscado refugio en las provincias vecinas, según datos recogidos por la ONU, pero aún quedan miles más atrapadas en las zonas de combate. -- Reforma