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#ESNOTICIA
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PEDRO OLVERA
00:04 lunes 19 febrero, 2018
Colaboradores“El remordimiento anulaba cualquier esperanza.
Era el autor de males irremediables,
y vivía bajo el constante terror de que
el monstruo que había creado cometiera otra nueva maldad”.
Mary Shelley
Hemos llegado a convertir la hipocresía en olvidos y en cuestiones que ver después, para dejar pasar actos ignominiosos, traiciones, abuso de poder y otras lindezas, como hechos cuasi naturales o accidentes de la dinámica social. La justificante favorita para esconder nuestra cabeza en la arena es que “así es la política”, pero ni lo es ni deberíamos aceptarlo. Ya no podemos aplicar aquello de “que se haga la justicia en los bueyes de mi compadre” o “eso se sacan por andar en esas cosas”. El abuso de poder, el autoritarismo, han de terminar siempre tornándose en mal para todos, además de que directamente puede volverse como un búmeran vengador de nuestra inconsciencia, castigador de la abulia y reivindicador de las verdades que no quisimos escuchar. No es cuestión de karmas ni de supersticiones fatalismos ni maleficios, es la descomposición que como consecuencia lógica habremos de enfrentar en una sociedad que a querer o no, es nuestra familia grande, nuestro hábitat. Estas reflexiones tienen que ver con la Maestra Elba Esther Gordillo aunque cueste creerlo; las hago porque a todos nos atañe el problema y las acciones en contra de ella incluyen la solicitud de la PGR para restricción de visitas y comunicaciones en su propio domicilio pues supuestamente su influencia moral “podría desestabilizar la Paz y Seguridad del Estado Mexicano” lo que atenta contra los derechos humanos más elementales, con independencia de la idea que de ella podamos tener por la satanización que durante años ha sufrido en medios de comunicación. La medida se pide curiosamente en un momento electoral de coyuntura y cuando algunos familiares de ella han manifestado su preferencia y acompañamiento a un candidato opositor. En el contexto de anhelos de paz y bienestar para nosotros y nuestros seres cercanos, para nuestra actualidad, historia y porvenir, hemos extraviado gradualmente los conceptos de la hipocresía y el disimulo y perdido la capacidad de percibirlos. Haciéndonos inmunes al dolor moral, a un sufrimiento ético y social que otrora muy antaño solíamos experimentar. Aquel extraño dolor y tristeza que reconfortaba al tiempo de reconocerlo, de llamar las cosas por su nombre para asquearnos y repudiarlas; eclécticos y pragmáticos en la percepción; con acciones o por omisión, nos encontramos a nosotros mismos, sin asombro alguno, como protagonistas de la descomposición, de la transformación de los valores, de su desaparición. Es cierto que la moral de hoy no puede ser la misma que la de otras eras, pero también lo es que el bien público temporal, el bien de todos, es perceptible al igual que lo que le es contrario. No podemos seguir fingiendo solo porque la generalización de los contravalores se repita hasta hacer casi imperceptible la negación del bien social: Lo que esta malhecho y fuera de la ley, aun en la persona a quien menos apreciemos -porque así nos han taladrado el cerebro- está mal hecho para todos y habrá de redundar en contra nuestra. ¿Somos o nos hacemos? Es una violación a los derechos humanos de cualquier persona, bonita, fea, mala o no, eso es lo de menos, pero estamos juzgando por su aspecto y eso es discriminación, también porque nos repiten hasta la saciedad, que Elba Esther es la personificación misma del mal y eso no puede ser verdad. Se trata de una víctima de represión política. Aunque hubiese enriquecido a costa del sindicato no hubo nunca ninguna demanda en contra de ella, salvo la que enderezó Hacienda. Solo dejó de serle útil al gobierno y la apresaron. Como a "la Quina" Hernández Galicia, como a Jonguitud Barrios a quien le arrebataron el poder que le habían dado, como a Sánchez Vite que fue "derrocado" por Jonguitud que en su momento era el Monstruo del Estado... y muchos etcéteras mas. Elba se les fue de las manos, por eso llegó hasta la cárcel. Pero claro que es un preso político...que aún tiene mucho poder. No podemos aplaudir esas acciones abusivas del poder porque únicamente haremos una descomposición mayor de las elecciones y de la sociedad y porque además… estaremos consintiéndolo todo.