Vínculo copiado
A estas alturas Gerrit Cole ya habría lanzado el opening day para los Yankees, las bases volverían a tener emoción mientras sonido de los home runs daría vida una vez más al rey de los deportes
00:05 lunes 6 abril, 2020
ColaboradoresA estas alturas Gerrit Cole ya habría lanzado el opening day para los Yankees, las bases volverían a tener emoción mientras sonido de los home runs daría vida una vez más al rey de los deportes. Increíblemente, nadie pudo ver el cisne negro y hoy el contrato estelar por 324 millones de dólares, casi ocho mil millones de pesos, se encuentra en un stand-by con la incertidumbre de no tener fecha para el regreso. Las plataformas de entretenimiento digital han abierto sus opciones, ante la parada deportiva, los canales se han saturado entre series, películas y algún que otro documental que cobra valor ante la falta de MLB, FIFA, NBA, F1, MotoGP, Ciclismo, Wimbledon, Masters de Golf, el Derby de Kentucky y todo lo que se precie llamar deporte. El mundo está parado y sin fecha de retorno, un stop jamás visto en un mundo moderno que adolecía de horario: el tiempo es oro y parece que lo que sobra no se va a convertir desgraciadamente en moneda. Tokio 2020 tendrá que esperar, las olimpiadas verán en el 2021 la oportunidad de volver a batir cada récord, las cadenas televisivas tiemblan al ver la suspensión de contratos aplicando derechos de reducción al no recibir los contenidos, inicios en un mundo en el que el negocio vive del dinero y este empieza a ser un problema. La metástasis de un COVID-19 provoca la paralización absoluta del deporte mundial, un daño económico irreversible, 600.000 millones de euros anuales es lo que el sport business derrama con su actividad, casi el 1% del PIB mundial en riesgo, sin vacuna y desesperado en su regreso; el cálculo de afectación total económica es prácticamente imposible de cuantificar, la estimación de algunos especialistas es mayor a 70.000 millones de euros de pérdidas hasta la fecha en todo el planeta. La no retransmisión es una línea primaria, imagine bares, restaurantes, recintos deportivos con puntos de venta o taquillaje, casas de apuestas y negocios indirectos y periféricos como víctimas colaterales que deben demorar su oferta ante el parón mundial y un horizonte incierto. La afectación es total, de manera directa el golpe es recibido por clubs, algunos proponen reducción de nóminas para respirar ante tanta presión mientras las competiciones, promotores, federaciones así como compañías de TV ven alterado el negocio ante la imposibilidad de poder cumplir cada contrato. No hay que olvidar el impacto indirecto, empresas suministradoras de servicios como gestión, instalaciones, seguridad, fabricantes, firmas deportivas, alimentación…. aunado a un impacto inducido en negocios contiguos como restauración, hoteles, transportes, turismo, ocio o incluso la reventa, grupos que pasan sus peores momentos y deberán cubrir pérdidas para seguir viviendo en un mercado sin fecha de regreso. Según la ESPN, una de las cadenas oficiales de la NBA, la estimación de pérdidas es de 500 millones de euros si continúa cerrada la liga de basquet antes de los playoffs; Forbes dedica un estudio detallado al parón de la Champions que lleva a la UEFA a perder unos 3.500 millones de euros de ingreso mientras Tokio valora sus 21.000 millones de euros invertidos en infraestructuras, obras e instalaciones que quedarán para una ciudad que busca recuperar 11.000 millones para calibrar las pérdidas en una cita que depende en casi una cuarta parte del patrocinio (unos 3.000 millones)…
Los efectos del coronavirus serán peores que la enfermedad, es entendible que la vida no tiene precio, pero también es más que seguro que el precio a pagar para poder vivir va a ser todo menos un juego… seguiremos esperando, los Yankees deberán ajustar sus sueños de cara a la Serie Mundial, la #28 está tan cerca como la posibilidad de reconfigurar un negocio de tan alto riesgo, ¿ se abren las apuestas? Javier Rueda
www.javierrueda.mx