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Tulare Lake, considerado históricamente el mayor lago de agua dulce al oeste del río Misisipi, volvió a formarse tras un período de lluvias intensas
16:01 jueves 25 diciembre, 2025
VIRALES
El agua regresó a un territorio que durante más de un siglo fue dominado por cultivos. Tulare Lake, considerado históricamente el mayor lago de agua dulce al oeste del río Misisipi, volvió a formarse tras un período de lluvias intensas y un deshielo acelerado desde la Sierra Nevada, cubriendo miles de hectáreas de tierras agrícolas en el centro de California. Hasta fines del siglo XIX, Tulare Lake era una enorme cuenca natural sin salida al mar, alimentada por varios ríos que descendían de la cordillera. Para los pueblos originarios, como la tribu Tachi Yokut, el lago -conocido como Pa’ashi- era una fuente central de alimento, transporte y vida comunitaria. De lago a tierras de cultivo
La desaparición del lago no fue un fenómeno natural. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, colonos y empresas agrícolas comenzaron a desviar ríos, drenar humedales y construir canales con el objetivo de transformar el lecho del lago en tierras productivas. Con el avance de la agricultura intensiva, Tulare Lake quedó prácticamente seco hacia 1890, dando lugar a uno de los polos agrícolas más importantes de Estados Unidos.
Durante décadas, el área fue utilizada para el cultivo de almendras, pistachos, algodón, tomates y otros productos, sostenida por una compleja red de canales y bombeo de aguas subterráneas. Cómo el agua volvió a ocupar su lugar
El retorno del lago se produjo tras un invierno y una primavera marcados por precipitaciones excepcionalmente altas, seguidas de un rápido deshielo. La infraestructura de control hídrico no logró contener el volumen de agua, que comenzó a acumularse en las zonas más bajas del valle, replicando el antiguo comportamiento natural de la cuenca. Especialistas en geografía y medio ambiente señalaron que no se trató simplemente de una inundación aislada, sino del reaparecer de un lago histórico, un fenómeno que ya había ocurrido en menor escala durante otros años especialmente húmedos, aunque nunca con esta magnitud.
Impacto económico y social
La reaparición de Tulare Lake tuvo consecuencias directas sobre la economía local. Miles de hectáreas de tierras cultivables quedaron bajo el agua, provocando pérdidas millonarias para productores agrícolas y afectando a trabajadores rurales. Algunas comunidades ubicadas en zonas bajas enfrentaron evacuaciones temporales y daños en infraestructura. Al mismo tiempo, el agua trajo consigo un cambio visible en el ecosistema. Aves acuáticas y otras especies comenzaron a regresar a áreas que durante décadas habían sido completamente secas, reconfigurando el paisaje del valle. Memoria indígena y debate ambiental
Para las comunidades indígenas de la región, el regreso del lago tuvo un fuerte significado simbólico. El agua volvió a cubrir un territorio que había sido transformado por la intervención humana, reactivando memorias ancestrales vinculadas al uso comunitario del espacio y a un modo de vida previo a la agricultura industrial.
El fenómeno también reavivó discusiones sobre la gestión del agua en California, un estado históricamente marcado por sequías, sobreexplotación de acuíferos y eventos climáticos extremos. Científicos y especialistas advirtieron que este tipo de episodios podrían volverse más frecuentes en un contexto de mayor variabilidad climática.
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