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¿Un aeropuerto inundado, 15 mil afectados y el AIFA parado ahogaron la promesa de tener un sistema de aeropuertos?
00:11 viernes 15 agosto, 2025
ColaboradoresDebería estar escribiendo esto en un hospital.
El incipit es muy poderoso –me sentí el Sam Spade de Hammett o el Philip Chandler de Marlowe nomás teclearlo– y estrictamente cierto pero sus razones resultan más bien pedestres (o aéreas, asegún): si era previsible que escribiera esta entrega desde una habitación de hospital no es por mi arrojo en el combate al crimen organizado o la reivindicación de la libertad de expresión sino porque estaba programado a cuidar a un familiar convaleciente de una cirugía ortopédica; si no es así, es porque no pudo ser llevada a cabo, dado que el médico no llegó. Estaba el buen doctor en Acapulco, y no por gusto: ahí lo hizo recalar la línea aérea que debía traerlo de vuelta de un congreso en Cartagena a la CDMX, y que no pudo hacerlo en razón de la inundación que sufrió el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el domingo pasado.
El cirujano de marras es sólo uno de los 15 mil pasajeros víctimas de vuelos desviados del AICM por imposibilidad física para aterrizar, resultante de afectaciones tanto a las pistas como a las terminales. Mientras lidiaba yo con los trámites de la posposición quirúrgica –y con una (im)paciente comprensiblemente frustrada–, iba recibiendo noticia de los aeropuertos a que habían sido redirigidos los aviones: Acapulco, Querétaro, León, Veracruz, Guadalajara, Puebla, Cancún, alguno a Toluca, ninguno al AIFA.
Hace unos días, cuando el Departamento de Transporte de Estados Unidos hizo un extrañamiento al gobierno mexicano por la reubicación por decreto de las aerolíneas de carga al AIFA, pensé que de hecho no estaba mal concebir ese proyecto como en algún tiempo la Biblioteca Vasconcelos: una mala decisión de política pública que supuso costos millonarios pero que, aun si ejecutada contra el sentido común, más valía aprovechar. La afortunadísima administración de Daniel Goldin –quien hizo de un elefante blanco un espacio público vivo y estimulante– mostró que la Biblioteca podía ser de utilidad pública; por desgracia, la crisis del AICM en los últimos días pareciera haber demostrado la dificultad de producir un resultado análogo en el AIFA.
En su argumentación a favor de la edificación de una terminal en la base militar de Santa Lucía (o contra el buen término del proyecto aeroportuario de Texcoco, a saber), el entonces presidente López Obrador sostuvo que, al sumarse al AICM en vez de sustituirlo, y reactivar la terminal aérea de Toluca, el AIFA dotaría a la capital de un “sistema de aeropuertos” como los que tienen Nueva York, Londres o París. Las inundaciones del domingo dejaron en claro que no es así: donde Newark es opción a JFK, Gatwick a Heathrow y Orly a CDG, el AIFA –es de suponer que por razones técnicas– no es alternativa.
Pregunta urgente: ¿hay todavía manera de hacerlo volar?
POR NICOLÁS ALVARADO
COLABORADOR
IG y Threads: @nicolasalvaradolector