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Nadie en su sano juicio podría creer que de las conversaciones iniciales se diera un acuerdo de paz
00:10 miércoles 20 agosto, 2025
ColaboradoresDe las reuniones de Donald Trump con Vladimir Putin, primero, y luego con Volodimir Zelenski, podemos decir que el pacificador topó con pared, que el invasor salió ganando y que el invadido está tratando de rescatar lo que pueda.
Y los vecinos europeos tratan de ser todavía relevantes.
Nadie en su sano juicio podría creer que de estas conversaciones iniciales se diera un acuerdo de paz o incluso de cese al fuego, pero hay que intentar una mirada desapasionada de lo que cada una de las partes busca lograr.
Han pasado ya tres años y medio desde el inicio de esta etapa —de guerra declarada—, el añejo conflicto entre Rusia y Ucrania. En este tiempo, las pérdidas humanas y económicas para ambas partes han sido devastadoras, pero ese enorme impacto no necesariamente se refleja en lo que ha cambiado en el frente de batalla: unos 75 mil kilómetros cuadrados son lo “conquistado” por Rusia desde febrero de 2022, 12 por ciento del territorio ucraniano, pero a un costo tremendo: casi medio millón de muertos en ambos bandos, destrucción económica en billones de dólares (considerando también las sanciones a Rusia) y, para todos efectos prácticos, un impasse militar en que los avances o pérdidas territoriales se dan en escalas comparativamente menores.
Donald Trump busca en esto la gloria, el reconocimiento, y también el Premio Nobel de la Paz, que —para su gran frustración—, ya tiene Barack Obama. Su cercanía y afinidad por Putin son de sobra conocidas, pero ahora quiere mostrar que puede, desde la Casa Blanca, lo que los otros no han logrado en las capitales europeas o en el campo de batalla. De su animadversión por Zelenski, ni hablar hace falta.
Vladimir Putin ya ganó: su única concesión hasta el momento ha sido acceder a una eventual reunión con Zelenski, sin prometer nada y reiterando sus planteamientos de origen, que tienen que ver sobre todo con los territorios orientales de Ucrania, cuya población rusofila es numerosa.
Los aliados (sic) europeos, que se la han jugado por Ucrania y por Zelenski, se han visto reducidos a aplaudidores de Trump: viajaron como sus acompañantes a Washington y terminaron agradeciendo profusamente a Trump por lograr que Putin accediera a una reunión. Triste reflejo de lo que representan para Washington hoy en día.
Para Ucrania, un duro recordatorio de que sus defensores europeos no son ya lo que antes, de que sus bonos en Estados Unidos están claramente a la baja y de que la gran pregunta es qué tanto tendrá que ceder ante Putin y ante Trump. Su fallida operación militar y su desastrosa gestión diplomática le pasan hoy factura.
El villano, en términos de derecho internacional, se está saliendo con la suya. No es ese, lamentablemente, el único caso en este mundo de cabeza en el que vivimos hoy.
POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS
@GABRIELGUERRAC