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Ciertamente, no todo el mérito es suyo
00:10 jueves 25 diciembre, 2025
Colaboradores
Más allá de las optimistas declaraciones del presidente Donald Trump en torno al éxito de sus propuestas económicas y su protagonismo internacional, quizá uno de sus mayores logros sea el haber propiciado un retorno de la derecha al mapa político mundial, especialmente en Europa y notablemente en Latinoamérica.
Ciertamente, no todo el mérito es suyo. Durante décadas, una más o menos desorganizada, pero ideológicamente coherente coalición internacional de partidos, líderes y think tanks de extrema derecha, populistas y nacional-conservadores mantuvo contactos, vinculaciones e intercambio de ideas.
En los últimos años, varios de esos partidos se convirtieron en gobiernos, como en Italia y Hungría, o se fortalecieron seriamente, como en Gran Bretaña, Francia, Holanda y España. Cuando Trump regresó al poder en 2024, luego de una ausencia de cuatro años que le permitieron vincularse con sectores conservadores que le aportaron ideología y propuestas de gobierno, planes definidos y una infraestructura que le permitió lanzarse en una campaña de reformas y de centralización reflejada en sus políticas contra la inmigración, imposición de aranceles y la sujeción o cancelación de organismos independientes.
Su arribo fue un anuncio de consolidación y apoyo a gobiernos o partidos derechistas. Su impacto fue comparado por el Carnegie Endowment con la Revolución Cultural de Mao ZeDong en China. América Latina estaba y está en medio de ese cambio. En los últimos dos años, la "Marea Rosa" que dominó la región está en retroceso, al grado que la prestigiosa revista Foreign Affairs consideró que "el verdadero fervor revolucionario en la actual América Latina, con líderes determinados a transformar no solo sus países, sino la región misma, es principalmente evidente en la derecha ideológica".
Mas aún, consideró, la región parece en el umbral de un cambio fundamental. Puede hablarse de un hilo ideológico común: crimen organizado, narcotráfico, migración, economía e inversión extranjera. Y sobre todo, dice Foreign Affairs, su relación con Estados Unidos. El año 2025 se inició con gobiernos de derecha en Argentina, con Javier Milei, y en El Salvador, con Nayib Bukele, más un mandato provisional de Daniel Noboa en Ecuador, que fue electo "haiga sido como haiga sido" en 2025 para un período regular.
En el curso del año, el centrista Rodrigo Paz Pereira fue electo en Bolivia, tras 20 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) y el derechista José Manuel Kast ganó cómodamente en Chile. Se espera que en 2026 haya fuertes actuaciones o victorias de la derecha en las elecciones de Brasil, Perú, Costa Rica y Colombia. El ascenso de la derecha no es obra solo de Trump, aunque el mandatario no ha vacilado en expresar sus preferencias, como en el caso de Honduras, empantanada aún en el recuento de votos de las elecciones presidenciales, donde expresó su apoyo a Nasry Asfura, en primer lugar aparente en medio de alegatos de fraude.Y sobre todo, su readaptación de la Doctrina Monroe.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE