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El recinto recién inaugurado exhibe 70 obras que el artista dedica al “rey de los deportes”, entre óleos, dibujos, papalotes, bates intervenidos, timbres y una reja
18:02 domingo 8 mayo, 2022
Deporte Nacional e InternacionalDurante un recorrido por el recinto diseñado por Alonso de Garay, del Taller ADG, y Francisco González, del FGP Atelier, detalla que el coloso exhibe en sus muros 11 obras originales de artistas como Amador Montes, Demián Flores, José Luis García y Ser¬gio Hernández. De hecho, la escultura de bronce Cácher, confeccionada por Hernández en 2019, custodia las puertas del estadio e invita a los aficionados a admirar y tocar la figura de un cácher con máscara, arreos y guante. Pero es en una de las dos salas temporales que integran el Museo Diablos, más otras 14 permanentes, donde el espectador se puede sorprender con las 70 obras de Toledo inspiradas en el beisbol. Dibujos, timbres postales, libretas, 19 papalotes, medallas, fotografías, estampillas, bats intervenidos, óleos, máscaras, grabados, relojes y figuras de mica o vidrio dan cuenta del gusto del famo¬so pintor, escultor, grabador, ceramista y dibujante por el llamado “rey de los deportes”. Agustín Castillo, director del Museo Diablos, destaca la serie de 14 fotografías de Graciela Iturbide, en las que Toledo aparece con los aditamentos del juego. “Él era un amigo cercano de la familia Harp Grañén. Compartía su gusto por el beisbol con don Alfredo y desde los años 90 comenzó a hacer obras relacionadas con este deporte”, agrega. En la cédula introductoria de la exposición Sobre el beisbol, María Isabel Grañén Porrúa, esposa de Alfredo Harp Helú, detalla que “no había plática entre Toledo y Alfredo en que el beisbol no estuviera presente”. Cuenta que hacia 1996, el artista les dijo: “Hice algo para ustedes, si les gus¬ta se lo pueden quedar”. Y añade que: “Era un guache de un pícher calaca que lanzaba bolas desde el montículo. A esa obra la titulé La aceptación y significó el comienzo de una gran amistad. Comparte que “Toledo vivió su niñez en una zona beisbolera por excelencia, el Istmo de Tehuantepec. Admiraba la agilidad de los peloteros, disfrutaba los batazos de largo alcance, las barridas en el home y los movimientos del pícher en el montículo”. Imágenes que recrea en las piezas que forman parte de la colección de esta familia. Además, Extraterrestre e Insecto, dos bronces a la cera perdida que Leonora Carrington esculpió en 2011, lucen a la entrada del Museo Diablos, en cuyas 14 salas narra los 82 años de historia del equipo Diablos de México. Franqueado por dos obras de Sabino Guizu, el museo da cuenta, en una sala de proyección de 360 grados, de los momentos históricos más importantes de los Diablos; así como de las sedes con las que han contado, los 33 personajes más importantes, los uniformes que han portado, la réplica de uno de los vestidores, la evolución de sus mascotas y diversos periódicos, documentos y libros, además de un nutrido archivo histórico, que explican el porqué de su leyenda. EXCELSIOR