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(VIDEO) Sanjuana ha pasado 15 años en prisión por un delito que no cometió, hoy pide indulto
01:52 viernes 8 marzo, 2024
San LuisSanjuana tiene 36 años, dos hijos, una familia, y una vida que la espera, el obstáculo es una sentencia de prisión por 30 años que podría terminar con un indulto por parte del Congreso del Estado, que si bien no la exculparía del delito de secuestro, sí le devolvería la libertad que perdió en mayo del 2009. Han pasado 15 años desde que afuera de una tienda Elektra en Matehuala, Sanjuana fue privada de la libertad por acompañar a su entonces pareja a cobrar un dinero, del cual no sabía el origen. Amenazada, con temor a que algo le pasara a su familia acompañó al hombre que decía ‘la amaba y que si lo dejaba se suicidaría’ a reclamar ese dinero que con artimañas estaba a nombre de una mujer que era violentada. En exclusiva para GlobalMedia desde el penal de Xolol en Tancanhuitz, Sanjuana contó su historia, una que empezó muy lejos de este centro de reinserción social: en Charco Cercado, Guadalcázar.
Siempre una mujer trabajadora, buscaba superarse, cumplir sueños, ayudar a su familia, trabajaba en la pizca de jitomate. Más tarde en un restaurante de su comunidad, lavando baños, hasta ser cajera, con la firme convicción de ‘salir adelante’. Hizo sus estudios ‘en el rancho’, como ella le dice, al terminar bachillerato tenía ‘opciones’, casarse con un hombre que se dirigía como tantos a Estados Unidos o seguir estudiando en Matehuala, “yo tenía un novio que se llamaba Daniel, cuando terminé la prepa me dijo, cásate conmigo Juanita, y le dije no, porque yo quiero estudiar, quiero ayudar a mi familia. Si nos vamos a otro lado los vas a ayudar -me dijo-, y le dije, de qué me va servir tener dinero si estoy lejos de mi familia”. Al llegar a Matehuala para estudiar la licenciatura en Informática en el Instituto Tecnológico del Matehuala, siguió trabajando, lo hizo en Soriana y después en el Oxxo, se describe como una mujer que siempre ha trabajado para apoyar a su familia. Hoy aún en Xolol, y en los diferentes centros que ha estado, incluyendo el Centro de Reinserción Social La Pila, sigue trabajando. Meses pasaron para conocer a quien sería su verdugo. José era un hombre de 35 años en ese momento, ya con un pasado: una hija y una exesposa, aunque causaba desconfianza entre los allegados a Sanjuana, ella decidió estar con él y no por ‘amor a primera vista’, sino por la presión social, “como no tenía novio y sólo quería estudiar me decían que si no era lesbiana”. El hombre, aunque atento al inicio de la relación, fue endureciendo su trato conforme el paso de los meses, llegando a ser osco e irrespetuoso, algo que causó que ella lo terminara por teléfono para después irse ‘al rancho’, ahí llegó el hombre -aunque nunca le había dicho su dirección ni presentado a sus papás-, algo que a ella le causó más desconfianza y hasta temor, pero por el miedo a que su papá los viera, decidió retomar la relación. La historia de vida de la mujer víctima del sistema penal y patriarcal se ha vuelto nota nacional, porque denota la injusticia que se hace a las mujeres, y más si son de bajos recursos. Al momento de su detención en 2009, sin darle más explicación un ‘comandante’ sólo le dijo que iban por ellos, haciendo referencia al primo de su entonces pareja Jonathan, de José su novio, Francisco, chofer de una camioneta y de ella, aunque Sanjuana no tenía idea de qué se trataba el delito, fue hasta después de que la tuvieron sometida, y golpeándola le dijeron que era secuestro. Con la voz entrecortada recuerda su detención, fue un sábado y desde entonces ha estado recluida, sin una defensa adecuada, “les pedían 250 mil pesos un abogado para que me liberará”, cuestiona una mujer que viene de una familia trabajadora, ¿cómo pueden obtener ese dinero? En su relato a GlobalMedia relata que José reconocía que el dinero que pretendía cobrar a Elektra, fue un servicio que hacían a cambio de un pago, “a nosotros solo nos pagaron para recoger ese dinero”. “Yo les dije que no pertenecía a un cartel, que no trabajaba para nadie y no me hacían caso. Somos gente humilde, pero no me hacían caso”. En estos 15 años, Sanjuana perdió a su hermano, falleció su papá, y perdió sus sueños, “ha sido muy difícil que por el simple hecho de no tener dinero para un abogado, aún sigo aquí. Sentenciada a 30 años de prisión, sin tener derecho a ningún beneficio, yo no cometí ningún delito”, dice. A los diputados Sanjuana pide, exige justicia, “mi único deseo era terminar mi carrera, darle una mejor vida a mi familia. Siempre he trabajado honradamente, siempre me inculcaron buenos principios y lo pueden comprobar, aún aquí trato de salir adelante”.
A Sanjuana la esperan sus dos hijos, su mamá y sus hermanos, al salir ‘pondrá a sus hijos a estudiar, y porque no, yo también. Aunque me han juzgado yo no soy ninguna criminal y se los demostrado”. Sanjuana termina la entrevista con un ‘Que Dios los bendiga, y espero en Dios pronto tener mi libertad’, misma que ahora está en manos del Congreso del Estado y que será analizada por parte de la Comisión de Gobernación y la Comisión de Justicia.