Texcoco, EDOMEX. - Ernesto Javier “Calita” tuvo una rotunda actuación en la plaza Silverio Pérez, de Texcoco, donde cortó dos orejas e indultó un noble toro de Julián Hamdan, al final de una tarde cargada de emociones en la que el rejoneador Emiliano Gamero cortó dos orejas y Fermín Rivera rayó a buen nivel, pero no estuvo fino con la espada dejando escapar una oreja de cada toro.

Fue un triunfo ganadero, que propició grandes faenas, por ello, Julián Hamdan, que regresó a lidiar al coso mexiquense, tras once años de ausencia, dio una merecida vuelta al ruedo al término del tercero y salió a hombros al final del festejo, por un positivo balance de dos arrastres lentos y un indulto. No se quedó atrás José Arroyo, que también recorrió el anillo al lado de Gamero, por el buen juego del cuarto toro.

“Calita” se destapó con dos estupendas faenas con una actuación seria y con profundidad. Aprovechó al máximo a ambos toros de su lote, tanto al tercero, al que lidió por nota desde que salió por toriles para hacerlo ir a bueno. Con la muleta, la faena fue al alza en cada tanda, toda vez que toreó dando tiempo y espacio. Lo mató de estocada certera y el público pidió ambos trofeos, que el matador mexiquense paseó entre fuertes ovaciones.

El último toro, destacó por su clase y temple. “Calita” lo templó con el capote, tras la pelea en varas, el ejemplar llamado “En otra Vida”, número 30, con 477 kilos, se empleó en la muleta, con lo cual, el torero ejecutó una sinfonía de pases por ambos pitones. El público sacó los pañuelos para solicitar el indulto y una vez concedido, el lidiador lo llevó a toriles, cuando el toro entró, la ovación fue estruendosa. Ernesto Javier paseó las orejas y el rabo simbólicos.

Emiliano Gamero, con el primer toro, de Rancho Seco al que le colocó un rejón de castigo y cuatro banderillas en buen sitio, desafortunadamente, cuando su faena se encontraba en el mejor momento tuvo que abreviar ya que el astado remató en tablas y se rompió un pitón. Gamero lo despachó al primer viaje y el público reconoció su labor.

Su faena grande llegó con el cuarto ejemplar, de la ganadería propiedad de José Arroyo, un serio ejemplar con fuerza y emotividad al que colocó tres rejones de castigo. Lució en todas las suertes en una faena con variedad y alegría. La pega de los forcados mexicanos, a cargo de Uriel Montes de Oca fue inusitada pero efectiva y le valió para dar la vuelta al ruedo al lado del rejoneador capitalino que fue premiado con dos orejas, luego de haber dado cuenta del burel, al primer viaje.

Fermín Rivera tuvo una seria y meritoria participación toda vez que en ambas lidias el viento sopló con mucha fuerza. El potosino se impuso a esos embates. Su faena ante el buen segundo, toro con calidad, le permitió lucir en cada trazo. Tenía la oreja ganada pero la mala colocación de una estocada entera le privó de recibirla. También se le complicó el panorama al despachar al quinto pues tras una actuación con valentía y técnica, en la que obtuvo grandes muletazos, en especial al final de su labor, recibió dos avisos.