Vínculo copiado
En 4T se están dando hasta con la cubeta, ciajes en el verano de ensueño de varios militantes de Morena exhiben golpeo
00:00 domingo 17 agosto, 2025
ColaboradoresLas señales se acumulan. Las patadas, que hasta hace poco eran por debajo de la mesa, van quedando expuestas. En la 4T se están dando hasta con la cubeta. Los botones de muestra más recientes desnudan largas disputas. Los viajes en el verano de ensueño de varios militantes de Morena, exhiben el golpeteo. El de mayor virulencia: el que tiene como protagonista a Andy, hijo de AMLO. Nadie en público lo respalda. Al contrario. A las “extenuantes jornadas de trabajo”, habrá que agregar el bullying que recibe en el partido del que su papá era dueño y ahora está en pleito. La patética carta explicando que pagó, por noche de hotel en Tokio, 7 mil 500 pesos, el mismo día en que mataron al niño Fernando de 5 años, porque su mamá debía mil pesos, retrata al heredero ajeno a la realidad. Está en la lona y no pocos morenistas sonríen.
También más de uno sonríe por la desgracia que vive Adán Augusto López. El aún coordinador de los senadores morenistas lleva un mes envuelto en el huracán por sus inocultables nexos con quien fuera su secretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, y el narco. Quien fuera secretario de Gobernación con AMLO recarga su permanencia en pactos y acuerdos inconfesables, pero su poder se diluye. No resistirá mucho más. Uno de los personajes más mediáticos de la 4T, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, trae puestos los guantes: ha declarado, en el último par de semanas, lo mismo en contrasentido a la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde; ha dicho que la presidenta Sheinbaum no ha cumplido su único compromiso con él: invitarlo a conocer la oficina presidencial; se ha quejado porque el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, no le responde el teléfono; ha mencionado que nunca fue ni es amigo de López Obrador… ah, y ha dicho que la carta de Andy donde explica su viaje a Japón es “malísima”.
Y si en la cúpula los pleitos están a la orden del día, en los estados, la cosa se descompone aceleradamente. El senador de Morena por Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, pide el proceso de revocación de mandato para la gobernadora Rocío Nahle, en 2027. Javier May, actual mandatario en Tabasco, le avienta bolas bajas al exgobernador Adán Augusto López. En Chiapas, llueve lodo entre Eduardo Ramírez, el actual gobernador, y Rutilio Escandón, su antecesor. Los pleitos abundan. De Chihuahua a Quintana Roo, pasando por Zacatecas, Guerrero o Morelos… no hay estado donde no haya pugnas internas. Es el caos. Nadie mete orden. Morena camina rápidamente hacia la dinámica de tribus que marcó y mató a su antecedente partidista más inmediato, el PRD. Con una agravante: el barco de la 4T hace agua porque varios tratan de salvarse ante lo que parece inevitable: el gobierno de Donald Trump ya le ha puesto la lupa a algunos narcopolíticos de nuestro país. Desde la Casa Blanca se ha hablado de una “alianza intolerable” entre políticos mexicanos y cárteles.
Ese nexo inocultable, mezclado con decenas de narcotraficantes mexicanos que cooperan ante autoridades estadounidenses, el señalamiento directo de narco al dictador Nicolás Maduro y los vínculos de la dictadura venezolana con el Cártel de Sinaloa, confirmados por la fiscal de EU, Pam Bondi, aceleran la colisión.
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Morena se rompe. El choque no solo es inevitable, sino inocultable. POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN