Vínculo copiado
–Es una hamaca. Huele raro, ¿no? Como a perro mojado. Y tiene unas manchas. Parecen blancas. ¿Y… eso es un pelo?
00:10 sábado 27 septiembre, 2025
Colaboradores–Hay que prender las luces, pinche Brayan. No se ve ni madres.
–¡No! Los de la Guardia Nacional no se tardan en los tamales y nos van a agarrar. El Kevin trae linterna. La casa está allí enfrente. Síganse de frente y caminen con cuidado.
–¡Ay!
–¿Qué pasó?
–Algo me golpeó en la panza. Alúmbrale, pinche Kev.
–Es una hamaca. Huele raro, ¿no? Como a perro mojado. Y tiene unas manchas. Parecen blancas. ¿Y… eso es un pelo?
–De barba, ¿no? Espero…
–Métete por la ventana, Bray. Tú estás más flaco.
–¡No mames!
–¿Y ahora?
–El excusado estaba abierto y metí el pie. Y está bien negro. ¡Échenle cloro, cabrones! Bueno: les abro por la sala.
–Los políticos siempre tienen efectivo. Busquen eso, armas o equipo. O de perdida unas botellas.
–Aquí también huele como a perro mojado, ¿no?
–Y como a pollería. Me recuerda cuando se murió mi abuelita, del hígado. Olía bien raro.
–Hay pura artesanía, ¿no? Lo han de amar aquí en el tianguis. Estas cajitas las vende mi padrino. Se las compra a un chino a veinte y le saca hasta dos cincuenta a los chilangos y los gringos. Una güera… La del bigote, Bray, ¿te acuerdas?, la que era bien alta, hasta le dio dos setenta y cinco.
–¿Alguien comió birria?
–Es la guayabera que está en la mesa del comedor. La ha de haber usado de servilleta. No se distraigan. Tiene que haber algo. Revisen los libros y el congelador. Aunque no lo crean, la gente luego guarda billetes ahí.
–¡Vete a la ch…!
–¡Shhhhh¡! Nos van a oír. ¿Y ora qué pasó?
–Esta moronga se ve asquerosa. A la otra revisas tú el refrigerador. Aquí no hay dinero. Voy a ver en el cuarto.
–¿Qué significa “Arte er… ero… erótico africano”, Bray? Porque estos güeyes la tienen más grande que tu mamá. Y como con joyas.
–No sabía que este güey le hacía a estas cosas. Pensé que le gustaba la senadora güera, ¿cómo se llama?
–El libro está todo pegajoso. Mejor síguele buscando tú. ¡Ah, mira, espérate! Aquí hay billetes.
–¿Dólares o pesos?
–Son otra cosa. Alúmbrale, Kev… Eeeeh… “República Boli… Bolivariana”. ¿Qué es eso?
–Quién sabe, pero tráetelos. Seguro valen algo.
–También están pegajosos. Agh: creo que de aquí viene el olor a pollería. Y ya se me clavó algo en el dedo. Que le alumbres, pinche Kev. ¡No! ¡Es una uña!
–Se te va a caer el dedo. O mejor me cae que córtatelo.
–¿Oyeron eso? ¿No que no había perro? Alúmbrale. En el cuarto.
–No ma… Vean el tamaño de esa rata. ¿Le disparo?
–Cómo crees. Los de la Guardia ya deben estar cerca y nos van a oír.
–Mira, Kev, hay una laptop.
–Tráigansela. Nada más no revisen lo que trae. Se me van a traumar.
–¿Y dentro de las cajitas no había nada?
–Nada. Un cepillo de dientes y un chocolate abierto.
–Mejor vámonos a la casa de al lado. Tráiganse los billetes y ya vámonos.
–Me voy a llevar el libro africano para checar que no haya nada más.
–No vuelvo a darte la mano. Ni a comer pollo.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09