Vínculo copiado
"La vida de todo ser viviente no es comparable con la de un objeto".
22:57 sábado 12 marzo, 2022
ColaboradoresHay objetos que no pueden pasar por el tamiz de la comparación, de modo que cualquiera de ellos no se puede contrastar con la vida o con la dignidad de una persona. La vida de todo ser viviente no es comparable con la de un objeto. La vida, la dignidad y los derechos están por encima de todo: la vida de una mujer o su personas y dignidad ultrajadas o la vulneración de sus derechos, no pueden ser comparadas con una puerta tan vetusta como el edificio de la que forma parte.
Pero esa no es la cuestión. Las recientes movilizaciones de protesta en todo el mundo durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, dejaron constancia de la evolución del movimiento global de las mujeres: se impuso la civilidad a la violencia. En México, se observó algo similar. Salvo incidentes aislados, en todo el país, las mujeres ejercieron su derecho a la libre manifestación y de expresión en un ambiente de respeto. Marta Lamas, una histórica del movimiento feminista nacional desde hace cuarenta años, reflexionó al respecto al subrayar que las acciones violentas mediante actos de vandalismo se redujeron significativamente para dar paso a la creatividad.
Y destacó que eso ha representado la cada vez más sólida concientización de las mujeres que rechazan la violencia, pues ésta, es más propia del machismo que del feminismo. En esa percepción coincidió la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien afirmó que no es feminista el uso de la violencia. La violencia, definida como el uso de la fuerza para conseguir un fin, es lo censurable.
Esa violencia se puede ejercer contra edificios, monumentos, negocios y/o personas que forman parte de las instituciones públicas. En la mayor parte de todas las ciudades del país donde se realizaron marchas y manifestaciones de protesta fueron grafiteados edificios públicos y locales comerciales; al día siguiente fueron borrados por brigadas de limpieza y pintura.
No pasa nada. En la capital potosina, las mujeres recorrieron distintas entidades y dependencias públicas, pero solo en el Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, dieron paso a la acción vandálica. Las mujeres que con sus propias manos lapidaron y prendieron fuego a unas de las puertas de ese edificio, cometieron presuntos delitos. Fueron arropadas por otras mujeres al asegurar que “fuimos todas”. Al final no hubo delito porque la Universidad no presentó denuncia contra las que agredieron directamente. Fue entonces un incidente sin consecuencias. Fue destruida una puerta con 400 años de antigüedad. Un daño que para las mujeres es necesario para exigir que haya castigo a docentes presuntamente acosados sexuales. La Universidad repondrá esa puerta toda vez que no es posible su rescate, pero falta ver si hará caso de la exigencia. Lo material se puede resolver, pero lo otro está en veremos. Para las mujeres y bien visto para toda la sociedad, la única manera de enmendar a las víctimas, es hacerles justicia. De no haber nada y dejar que otra vez todo caiga en el olvido, de nada habrá servido quemar la puerta. Respecto de ese evento vandálico, el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, lo inscribió en su concepto de la “herencia maldita”. El Rector, Alejandro Zermeño Guerra también tiene su “herencia maldita” dijo el mandatario, así que lo prudente es atacarla a fondo: los ex Rectores y especialmente Manuel Fermín Villa Rubio tendrían que ser motivo de una investigación profunda. Es importante saber que dejaron de hacer para atacar el problema del acoso, que lo expliquen a la comunidad universitaria y a la sociedad.