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Durante años, muchos mexicanos recurrieron a la influencia externa para tener impacto sobre problemas nacionales, desde cuando en los años sesenta se hacían anuncios políticos en estaciones radiodifusoras del lado estadounidense de la frontera
00:02 martes 6 mayo, 2025
Colaboradores¿En qué medida la interrelación de México con el mundo, y muy en especial Estados Unidos, hace al país sensible a presiones externas para adoptar medidas domésticas? La cuestión viene a cuento tras el anunciado rechazo de la presidenta Claudia Sheinbaum a una propuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, para enviar tropas para ayudar a la lucha contra cárteles del narcotráfico en territorio mexicano.
Ninguna objeción realmente. La preservación de la soberanía es un mantra de todos los gobiernos mexicanos, y muy en especial en lo que respecta a la relación con Estados Unidos. Es necesario recordar que el tema es importante para muchos mexicanos, que crecimos en un país donde aceptar presiones externas –o al menos aparentar que se aceptaban– era un pecado mortal.
Todavía hace una década, 20 años después de iniciada la vigencia del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) y 30 años después de la integración de México al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), aún había quienes lamentaban profundamente la globalización y creían que México podía ser una especie de isla sin detenerse a considerar o sin querer aceptar las consecuencias de la relación internacional.
El TLCAN y su sucesor, el Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), subrayaron de hecho que ningún país, incluso el hegemón mundial, puede pasar por alto su interrelación con el exterior.
Durante años, muchos mexicanos recurrieron a la influencia externa para tener impacto sobre problemas nacionales, desde cuando en los años sesenta se hacían anuncios políticos en estaciones radiodifusoras del lado estadounidense de la frontera, a las denuncias de presuntas injusticias o abusos a través de medios internacionales o más recientemente, con la formación de organismos no-gubernamentales, a veces con más fuerza por su respaldo internacional que por su trabajo doméstico, o para reforzar la presión sobre autoridades que muchas veces no han sido responsivas.
Viene a la mente el "Gaiatsu", un término generalmente aceptado como japonés y que se refiere a la presión extranjera como razón para que ese país asumiera medidas que de otra forma hubiera rehusado aceptar. Otros países no son tan abiertos, pero en el caso de México bien podría anotarse que la amenaza, una forma de presión, externa, obliga a la acción respecto a temas que van de la situación de seguridad doméstica –incluso migración y narcotráfico– a políticas económicas.
No sería la primera vez. Ahora, sin embargo, la presión externa en la propuesta de intervención militar, llevaría al parecer a que las autoridades mexicanas actúen de manera más enérgica respecto a los cárteles, que se han convertido en una especie de gran sombrilla que encubre toda clase de actividades delictivas, del tráfico de drogas al de personas, de la extorsión al "huachicoleo" y el lavado de dinero, con su cauda de víctimas.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE