Que el gobierno entre a una industria como la bancaria con oferta y con escala completa es una idea soviética que rememora el pasado setentero Sería pésima idea que el gobierno se meta en la puja por adquirir Banamex, como lo sugirió ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando se le preguntó si tenía conocimiento de que Germán Larrea, de Grupo México, se estaba desistiendo de esa adquisición. AMLO dejó entrever un esquema de Asociación Público-Privada en donde el público se convertiría en accionista y, junto con el gobierno, se tendría mayoría: “…A la gente de México le interesaría tener acciones y otro tanto lo pondría el gobierno para que se tuviese mayoría y no hay pierde porque es un negocio redondo. ¿Saben cuánto ganaron los bancos el año pasado? $240 mil millones de pesos”. El Presidente dijo que Banamex debió ganar el año pasado entre ocho y 10 mil millones de pesos. De acuerdo con el informe financiero anual del banco, en 2022 tuvo un resultado neto de $24 mil 464 millones de pesos y un resultado integral de $16 mil 20 millones. ¿Es buena idea que el gobierno entre en este sector? La verdad es que no. Si bien ya participa de esa industria con el Banco del Bienestar, el gobierno no tiene por qué asumir un riesgo de esta naturaleza y mucho menos hacerlo con el dinero de los impuestos. Un banco es un negocio rentable, sí; pero también riesgoso (recuérdese por ejemplo lo que este año ha ocurrido con Credit Suisse, una institución centenaria, o con Silicon Valley Bank, que constituyó este año la segunda mayor quiebra de un banco en Estados Unidos). Que el gobierno entre a una industria como la bancaria con oferta y con escala completa es una idea soviética que rememora el pasado setentero mexicano en el que el Estado hasta operaba cines. En adición, el gobierno sería juez y parte, al ser dueño de un banco que debe estar regulado y supervisado por la Secretaría de Hacienda y por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Esto generaría distorsiones de escala mayor porque los incentivos del supervisor quedarían desalineados a la hora de vigilar el banco propio. Es exactamente el mismo conflicto que tiene el gobierno de la 4T en materia energética, donde dejó vivir a los privados de manera limitada, pero al mismo tiempo insertó un pie preponderante con Pemex y la Comisión Federal de Electricidad al mismo tiempo que regula a todo el sector. Las dos buenas noticias que pueden disipar la idea de AMLO es que el Grupo México continúa en la negociación y que, si no se llega a un acuerdo, el propio grupo financiero Citi había dicho que exploraría deshacerse de su unidad mexicana sacándola a la Bolsa. A todas luces cualquiera de las dos sería mejor a que el gobierno se metiera en el sector. Veremos. FRANKLIN TEMPLETON

La empresa de fondos de inversión aseguró ayer que México “tiene una de las tasas más atractivas en el mundo” tras el 11.25 por ciento que estableció Banxico la semana pasada. POR CARLOS MOTA

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