La noticia corrió como pólvora en los mercados financieros anteayer lunes: el Emirato de Dubái enlistará 10 empresas estatales en el mercado bursátil local y lanzará un fondo de Dlls. $545 millones a fin de duplicar el tamaño del Mercado Financiero de Dubái y de propulsar el apetito para que otras empresas de los sectores logístico, energía, y firmas de comercio al detalle también se enlisten. El ministro de Finanzas de Dubái y vice primer ministro, el jeque Maktoum bin Mohammed, apuntó que su siguiente meta será “organizar activos digitales”, y que ese paso descansa en el hecho de que Dubái es el segundo mercado de bonos islámicos y el tercero de diamantes del mundo, así como uno de los mercados de oro más notorios. El enlistado de firmas en mercados bursátiles de varios países emergentes es de los mayores riesgos reputacionales potenciales para la Secretaría de Hacienda y el equipo de Rogelio Ramírez de la O. El mercado mexicano carece de atractivo para que más empresas acudan a él a financiarse, y ni siquiera la Bolsa Institucional de Valores —que empezó operaciones en la administración de López Obrador—, ha podido sacudir esta inapetencia bursátil. Lo peor que le podría ocurrir a Ramírez de la O y a su nuevo presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores es que el sexenio termine con un número de empresas enlistadas igual o menor del que había a finales de 2018. Parece ser el escenario más probable. En Polonia, un país ex comunista hasta 1989, hay muchas empresas enlistándose en la bolsa constantemente. Ejemplos de ello son Urteste, firma dedicada a diagnosticar cáncer en etapas tempranas; y Creotech Instruments, que fabrica nanosatélites de uso militar que serán utilizados por las fuerzas armadas de ese país. En Indonesia, por ejemplo, el mercado ha estado muy activo con nuevas compañías enlistadas, como Bukalapak, un unicornio del comercio electrónico que en agosto se hizo público; y Mitratel, firma especializada en torres de telecomunicaciones que está batiendo récords de levantamiento de capital. Pero en México estas historias están más que secas. Y peor aún: el gobierno no ha revelado si con el nuevo presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Jesús de la Fuente, o alguien en Hacienda tiene algún plan, aunque sea mínimo, para que el atractivo del mercado de capitales nacional se espabile. El problema es que, si transcurren más años en México con un mercado bursátil tan anoréxico, lo único que refrendará la 4T es que no tuvo ni un plan, ni uno solo, para diseminar los rendimientos del mercado de capitales para beneficio de la ciudadanía. Y qué grave si esto termina así. POR CARLOS MOTA

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