Vínculo copiado
El secuestro y asesinato de la maestra jubilada Irma Hernández no sólo exhibió la violencia imparable en Veracruz
00:01 jueves 14 agosto, 2025
Colaboradores“No robar, no mentir y no traicionar” fue el mantra repetido hasta el cansancio por Andrés Manuel López Obrador. Pero en Veracruz, a la gobernadora Rocío Nahle parece que las tres máximas le entraron por un oído y salieron por el otro.
Lo demostró con el caso de Irma Hernández, una taxista y maestra jubilada secuestrada y asesinada, cuya historia terminó convirtiéndose en una radiografía brutal de la inseguridad que corroe al estado.
Lejos de mostrar empatía o reconocer la gravedad de la situación, Nahle optó por su libreto favorito: negar. Dijo que la desaparición de Irma no era secuestro y que había muerto de un infarto.
La contradijo, de manera lapidaria, su propia fiscal, Verónica Hernández, quien confirmó que la maestra fue secuestrada, torturada y asesinada.
La respuesta de la mandataria no fue rectificar, sino arremeter. Llamó “miserables” a quienes cuestionaron la versión oficial y, con un tono de soberbia, soltó un “les guste o no les guste” para insistir en una versión insostenible.
El problema es que el enojo no tapa los datos: Veracruz está sumido en una ola de violencia que no se resuelve con discursos ni desplantes.
La tozudez de Nahle no sólo reveló su desprecio por el diálogo, sino también su desconexión con la realidad. En política, cuando se niega lo evidente, no se gana tiempo: se pierde credibilidad. Y ella la perdió a manos llenas.
El colmo llegó días después, cuando un motín en el penal de Tuxpan dejó nueve muertos y diez heridos. Los reos denunciaron extorsiones del Grupo Sombra, el mismo que, según versiones difundidas, habría ordenado el asesinato de Irma Hernández.
La conexión entre crimen organizado y violencia carcelaria quedó expuesta. Y con ella, un gobierno que ni controla sus prisiones ni protege a su gente.
Así, el mantra presidencial quedó reducido a un eslogan hueco. Porque en Veracruz, con Nahle al frente, lo que impera no es “no mentir”, sino mentir con coraje; no es “no traicionar”, sino traicionar a la verdad; y no es “no robar”, sino robarle a la gente su derecho a vivir sin miedo.
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EN POLÍTICA, el silencio a veces dice más que mil discursos. Y el eterno dirigente del PT, Alberto Anaya, optó por callar ante el bochorno protagonizado por su diputada Diana Karina Barreras, conocida ya como “Dato Protegido”.
La legisladora ha pasado todo el verano en el ojo del huracán: primero, por presumir sus lujos; después, por obligar a una ciudadana a ofrecerle disculpas públicas durante un mes sólo por criticarla. Un gesto de soberbia que, lejos de acallar las críticas, las multiplicó.
Y su dirigente, imperturbable, ha dejado pasar todos los desatinos como si la polémica fuera ajena. Pero el costo político no es menor: cada día que guarda silencio, Anaya avala los excesos y abusos de poder.
En un país donde la libertad de expresión es frágil y la clase política suele blindarse con privilegios, este caso es un recordatorio de que el autoritarismo no siempre se grita… a veces se ejerce en silencio.
O de plano, esa es la forma en la que don Alberto se lava las manos y deja que se ahorquen solos quienes le impusieron a una legisladora como cuota o un favor para alguien.
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QUEDÓ AL DESCUBIERTO, otra vez, lo inoperante que resulta el sistema aeroportuario de la Ciudad de México. La terminal capitalina, que dirige Juan José Padilla Olmos, colapsó con la lluvia “histórica” del domingo.
Y lo peor de todo: el Aeropuerto Felipe Ángeles, aquel que presumió AMLO como la panacea, no pudo recibir ni vuelos ni a los miles de turistas afectados por las anegaciones y los retrasos. Como no tiene usuarios, tampoco tiene personal suficiente para atender una contingencia. ¡Hágame el favor!
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: "Callar ante el abuso no es neutralidad, es complicidad de lujo".
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
@ALFREDOLEZ