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50 años después, los latinoamericanos, mantenemos todavía una formidable retórica, una maravillosa y casi espectacular oratoria, dedicada a la importancia
00:02 jueves 1 mayo, 2025
ColaboradoresHace medio siglo, él entonces secretario de estado estadounidense Henry Kissinger se reunió en Ciudad de México con los cancilleres de los países de América Latina, en un encuentro que despertó expectación por su rareza, y porque en aquel momento Kissinger estaba no solo en la cúspide de su poderío, sino también de su leyenda. Al hablar ahí, Kissinger señaló entre broma y veras que los latinoamericanos siempre habían mostrado ser superiores a Estados Unidos en la retórica, en la belleza de sus discursos.
50 años después, los latinoamericanos, mantenemos todavía una formidable retórica, una maravillosa y casi espectacular oratoria, dedicada a la importancia de la unidad, la cooperación, la integración en base a cultura y comunidad de múltiples razas.
Viene esto a cuenta porque el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) realizó esta semana una mesa redonda sobre la importancia de las relaciones entre Brasil y México, las dos mayores economías latinoamericanas.
En alguna medida puede decirse que Raquel Serur, la subsecretaria de Relaciones Exteriores para América Latina, puso el acento al destacar que es un momento histórico, cuando los gobiernos de los dos países (Brasil y México) comparten visiones y aspiraciones globales. Hasta ahora, más bien, había competencia o intereses contrapuestos.
Ciertamente estaría fuera de lugar negar la importancia de una integración basada en afinidades o identidades comerciales, económicas, culturales, necesidades internas y externas, sobre todo cuando parece asomar un mundo donde comienzan a delinearse regiones geopolíticas y no de la manera más pacífica ni más voluntaria posible.
Ciertamente, México y Brasil se encuentran ahora en una situación excepcional por la confluencia de los regímenes de Claudia Sheinbaum y Luiz Inácio Lula da Silva, ambos a la izquierda del centro, con vocaciones latinoamericanistas, por lo menos de forma declarada y al menos en las declaraciones, deseosos de construir puentes.
El acercamiento entre México y Brasil puede ser de enorme importancia para la región. Pero a cinco meses de iniciado el gobierno Sheinbaum, todavía no tenemos un Embajador en Brasil, ni un cónsul en Sao Paulo, la capital económica brasileña. Detalles, meros detalles, diría el otro.
Hace una semana se realizó un evento, una mesa redonda, centroamericana en la Universidad autónoma de Puebla de las Américas-Puebla, para abordar la relación entre México y América central. Fue un evento puramente académico, pero que puso de relieve también el creciente interés mexicano por vincularse con sus vecinos del sur.
Todo bien. Pero tal vez sería hora de que la retórica prioridad latinoamericana de México pase a ser una realidad, sobre todo ante la incertidumbre y desconfiabilidad creada por nuestro actual socio mayor, Estados Unidos.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE