Vínculo copiado
Más de 100 países de todo el mundo firmaron el acuerdo, pero no México
14:09 martes 2 noviembre, 2021
MéxicoA falta de los acuerdos que se cerrarán a lo largo de los próximos días en la cumbre del clima que se celebra en Glasgow, la comunidad internacional ha dado hoy un paso gigante para poner coto a la creciente deforestación que amenaza al planeta y reduce la efectividad de los bosques como sumideros de carbono. De hecho, los bosques albergan 60 mil especies diferentes de árboles, el 80 por ciento de las especies de anfibios, el 75 por ciento de las especies de aves y el 68 por ciento de las especies de mamíferos de la Tierra, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Pero las cifras revelan el tamaño de esta catástrofe: durante los últimos 13 años más de 43 millones de hectáreas de bosque han sido devastadas en esos ecosistemas, una superficie comparable con el estado estadounidense de California. Hoy, en el marco de la cumbre del cambio climático de Glasgow (COP26) un centenar de países, que representan al 85 por ciento de los bosques del planeta, han sellado su compromiso para detener y revertir esa destrucción, con el horizonte puesto en 2030. Al compromiso se han adherido países o regiones como Colombia, Indonesia, Noruega, Australia, Brasil, China, Costa Rica, la Unión Europea, Ecuador, Honduras, Guatemala, Perú, Rusia, Turquía, Uruguay, Estados Unidos y Reino Unido, que además han sumado a esa promesa una fuente clara de financiación para lograrlo. Un reciente informe de la organización ecologista mundial WWF alerta de que la deforestación se está produciendo desde hace muchas décadas en la Amazonía, en África central, Mekong e Indonesia, pero señala también nuevos frentes en África occidental (Liberia, Costa de Marfil o Ghana), en África oriental (Madagascar) y en América Latina, en lugares como la Selva Maya de México y Guatemala. Su trabajo identifica cuáles son las principales causas de esa pérdida de masa forestal y destaca entre otros la ganadería y la agricultura a gran escala de productos como la soja en América Latina; en África a causa de la agricultura de subsistencia; y en Asia debido a las plantaciones para pulpa de papel y palma. En este punto cabe resaltar que gran parte de la soja que se produce en América Latina viaja con destino a China y a la Unión Europea, el segundo mercado más grande de este producto. Además de las causas, el informe de WWF enfatiza en las posibles soluciones, para señalar que no hay un enfoque único ni un criterio universal, sino que las respuestas más efectivas son aquellas que combinan múltiples encuadres, y aboga por acciones urgentes por parte de gobiernos, empresas y reguladores. Los datos del PNUMA advierten de que desde 1990 se han perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque por conversión a otros usos de la tierra, aunque el dato esperanzador es que esa deforestación se ha frenado en los últimos treinta años. Los mapas mundiales elaborados por la ONU dibujan aquellos lugares donde los bosques todavía albergan comunidades ricas en fauna y flora, como los Andes septentrionales o en partes de la cuenca del Congo, y los sitios donde este problema se acusa con más crudeza. Millones de personas en todo el planeta dependen de los bosques para su seguridad alimentaria y subsistencia, y de hecho los cálculos de la ONU resuelven que las áreas boscosas proporcionan más de 86 millones de empleos verdes. De las personas que viven en la pobreza extrema, más del 90 por ciento dependen de los bosques para obtener alimentos silvestres, leña o una parte importante de su sustento; esta cifra incluye a ocho millones de personas dependientes de los bosques sólo en América Latina. Entre las herramientas más eficaces que se han puesto en marcha durante los últimos años para poner coto a este problema destaca el certificado FSC (Forest Stewardship Council), un sistema de certificación forestal sostenible promovido por numerosas empresas productoras de madera, organizaciones ambientalistas y de derechos humanos, con el objetivo de paliar la degradación de los bosques. Este sello, junto con el Programa para la Comprobación de la Certificación (PEFC, por sus siglas en inglés) garantiza que el producto que se retira del bosque (papel, madera, corcho o resinas) se ha extraído de una forma respetuosa desde el punto de vista medioambiental, social y económico. Los países firmantes:
Albania
Andorra
Angola
Armenia
Australia
Austria
Belgium
Belize
Bhutan
Bolivia
Bosnia and Herzegovina
Botswana
Brazil
Bulgaria
Cameroon
Canada
Chile
China
Colombia
Costa Rica
Cote D’Ivoire
Cyprus
Denmark
Dominican Republic
Democratic Republic of the Congo
European Commission on behalf of the European Union
Ecuador
Estonia
Fiji
Finland
France
Gabon
Germany
Ghana
Greece
Grenada
Guatemala
Guinea Bissau
Guyana
Honduras
Iceland
Indonesia
Ireland
Israel
Italy
Japan
Kazakhstan
Kenya
Kyrgyzstan
Latvia
Liberia
Liechtenstein
Lithuania
Luxembourg
Madagascar
Malawi
Mali
Malta
Mauritius
Monaco
Mongolia
Montenegro
Morocco
Mozambique
Nepal
Netherlands
New Zealand
Niger
Nigeria
North Macedonia
Norway
Pakistan
Panama
Papua New Guinea
Peru
Poland
Portugal
Republic of Congo
Romania
Russia
Saint Lucia
Samoa
San Marino
Seychelles
Sierra Leone
Slovakia
Slovenia
South Korea
Spain
Sri Lanka
Suriname
Sweden
Switzerland
Tanzania
Togo
Turkey
United Arab Emirates
Ukraine
Uruguay
United Kingdom
USA
Vanuatu
Vietnam
Zambia
Zimbabwe --
Con información de López Dóriga Digital