En unos meses logró ser jefe de Gobierno, que Clara Brugada fuera candidata a la CDMX y que su hermana se convirtiera en ministra de la SCJN Si alguien ha metido goles y acrecentado su poder hacia el cierre del sexenio, ese es el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Martí Batres Guadarrama va ganando cuanta batalla libra. Su influencia y presencia crecen, dentro y fuera de la 4T. Trae marca perfecta. En unos meses, logró convertirse —por unanimidad— en jefe de Gobierno sustituto, pese a que no era el favorito de Claudia Sheinbaum Pardo; consiguió que Clara Brugada Molina se hiciera de la candidatura al gobierno capitalino, y no Omar García Harfuch, a quien nunca apuntaló; y vio cómo su hermana, Lenia, se convertía en ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por 15 años. Nada mal para quien ha demostrado lealtad desde hace años al presidente Andrés Manuel López Obrador, sin quien no hubieran ocurrido las tres cosas. La cercanía política y afectiva entre Andrés Manuel López Obrador y los Batres, es innegable desde hace años. No es casualidad que Martí haya sido el primer presidente de Morena, por ejemplo. ••• Conoce la ciudad y sus entrañas, y busca darle continuidad a la administración que ahora encabeza. Por eso apostó por Brugada, con quien lleva años de lucha. Clara era su candidata. No es coincidencia que uno de sus más cercanos —si no es que el más—, el senador César Cravioto Romero, haya sido pieza angular de su equipo y lo sea ahora también en la precampaña. De paso, Martí Batres lo impulsa para hacerse de la candidatura en la segunda demarcación más poblada de Ciudad de México, la Gustavo A. Madero, que traería ya en la bolsa. Más poder. La cereza en el pastel la puso ayer el propio Presidente designando a Lenia Batres como ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En la decisión se impuso a la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, que impulsaba a su hermana Bertha. No fue menor la batalla. Al “batear” las dos ternas enviadas por el presidente, el Senado le regaló el nombramiento a López Obrador, que se decantó por Batres. ••• Dentro de Morena, de cara a la elección y la transición del poder, Martí ha encontrado una posición privilegiada. No sólo por el evidente poder que concentra, sino porque tiene liderazgo moral y legitimidad para ejercerlo. Aglutina a muchos del ala dura, quienes lo ven como un líder natural, no sólo por su presencia actual, sino por su historia y trayectoria política. Más allá del cargo, parece que su figura tendrá peso específico en 2024. POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

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