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Sin anunciarlo. Dicen que la necesidad tiene cara de hereje, y el hecho es que el gobierno mexicano está atrapado
00:10 sábado 16 agosto, 2025
ColaboradoresEl anuncio de que un avión de vigilancia no-tripulado (dron) estadounidense sobrevoló una zona del centro de México a petición del gobierno mexicano suena mal, pero aceptar la posibilidad de que lo hagan sin permiso o petición de parte sonaría mucho peor. Y lo malo es que lo hacen.
Sin anunciarlo. Dicen que la necesidad tiene cara de hereje, y el hecho es que el gobierno mexicano está atrapado entre realidades complicadas. La situación obliga al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum a buscar un constante juego de equilibrios.
Se trata de mantener a raya a un gobierno estadounidense abiertamente autoritario y literalmente con el dedo en el gatillo, sin perder una relación económica que es vital para sus planes y el bienestar del país.
Hasta ahora lo ha hecho con cierto éxito, lo que no evita que el siempre egocéntrico presidente Donald Trump tenga desplantes ofensivos, como lo hizo el jueves, al afirmar que "México hace lo que le decimos que haga. Y Canadá hace lo que le decimos que haga, porque tenemos las dos fronteras, el norte y el sur, y las dos eran horribles. Pero ahora... algunos dicen que es un milagro. Bueno, somos amigos. Ahora ellos lo saben".
La economía, la integración social y la geopolítica son factores que no se pueden ignorar. Para bien o para mal, todas ellas revelan la asimetría de la relación. Pero tampoco la diferencia en potencialidades militares. Ambas partes están conscientes de ellas.
"Después de todo, la falta de permiso nunca impidió a Estados Unidos realizar ataques con drones en Oriente Medio durante la guerra global contra el terrorismo, ni siquiera arrestar a líderes de cárteles mexicanos en territorio mexicano", precisó el diario cibernético politico.com.
En ese marco hay que considerar también los problemas domésticos que enfrenta el gobierno Sheinbaum. Para nadie es un secreto que la gobernabilidad del país está afectada por la miríada de grupos criminales que, agrupados en unos cuantos carteles, mantienen alianzas de grado o por fuerza con autoridades locales –y a veces hasta con alcances mayores–.
Tampoco es sorpresa, ya que se hable de divisiones en el partido de gobierno, entre grupos que se consideran leales al quijotesco proyecto del carismático mandatario previo y aquellos que ven más bien hacia la actual ocupante del puesto. Y si se considera de paso que la economía mexicana es, por un lado, altamente dependiente de la relación con Estados Unidos, y por otro que, el gobierno Sheinbaum tiene ahí su punto débil, ante los problemas derivados de corrupción y narcotráfico.
El problema es cómo enfrentar lo que hoy Trump plantea como un imperio estadounidense. La economía sujeta, la geopolítica obliga. Ambas son espadas de dos filos. México y Sheinbaum están atados. Pero el dispendio de los últimos cien años, bajo la "democracia liberal" y la más reciente "democracia dirigida," en la persecución de quimeras y aventuras provechosas, ya no puede seguir.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE