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Lula llegará de nuevo a la presidencia en el 2023 enfrentándose a un panorama complejo
14:28 viernes 11 noviembre, 2022
Mundo 
                El péndulo político osciló hacia la izquierda en las recientes elecciones presidenciales de Brasil, donde Luiz Inácio Lula da Silva se adjudicó por tercera ocasión la presidencia del país. Lula se encuentra con una constelación geopolítica familiar, pero sin duda diferente a sus primeros dos mandatos. La primera ola izquierdista de inicios del siglo XXI, encabezada por Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Lula da Silva en Brasil, tuvo importantes resultados en términos de reducción de pobreza y bienestar de la población. El aprovechamiento del sector primario y la prosperidad económica del momento ayudaron a articular diálogos en la región pese a las evidentes diferencias entre, por ejemplo, el gobierno estatista de Chávez, y el pragmatismo económico de Lula. En contraste, la actual segunda ola luce más heterogénea entre sí. Por ejemplo, los gobiernos de Colombia y Chile presentan proyectos novedosos dirigidos sobre todo a reducir la desigualdad económica y criticando abiertamente los tintes dictatoriales de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esta desarticulación representa simultáneamente desafíos y oportunidades para Lula, quien podría erigirse como una figura internacional clave en el continente americano. Lula da Silva: Una oportunidad para que la derecha permanezca en el poder
Dada su política económica abierta, y sus buenas relaciones con el régimen de Maduro, Lula da Silva podría mediar aspectos de la producción petrolera entre Estados Unidos y Venezuela, así como también la crisis migratoria venezolana. Además, el presidente de Brasil ha tomado un fuerte compromiso hacia el cuidado del medio ambiente, crucial en tiempos donde el país sufre los niveles más altos en deforestación del Amazonas en 15 años. De esta manera, y dadas las políticas medioambientales de otros países como Chile, Colombia y Argentina, Latinoamérica podría ser centro de la vanguardia en la conservación del medio ambiente. Sin embargo, la situación doméstica en Brasil podría mermar la agenda internacional. Los brasileños cuentan con el mayor nivel de desempleo desde 2012 equivalente a un 9.3%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística y con un índice de pobreza del 23.7%, afectando a aproximadamente 20 millones de personas, según Agencia Brasil. Dar solución a estos problemas se vuelve más complejo dada la configuración política de Brasil luego de las elecciones. Lula da Silva no cuenta con mayoría en el parlamento y, la influencia de Bolsonaro en la oposición hará muy difícil llegar a acuerdos. Además, la victoria de Lula fue mucho más débil que lo anticipado por encuestas de opinión, con una diferencia de solo 2 millones de votos, denotando a un Brasil fracturado e ideológicamente confrontado. Esta desafiante configuración exige que la atención inmediata de Lula Da Silva se vuelva mayoritariamente hacia la política interna, con el objetivo de establecer negociaciones con todos los actores políticos para mitigar las diversas urgencias presentes en Brasil. Lo anterior dista de ser un problema único, ya que refleja la polarización a nivel político y social que ocurre en occidente. Si hace unos años gran parte de Latinoamérica estaba en manos de la derecha, hoy la gran mayoría es de izquierda, representando el movimiento pendular de los votantes en las últimas elecciones. Asimismo, Europa Occidental ha oscilado el péndulo hacia la derecha, con ejemplos en Italia y el Reino Unido. Las desigualdades económicas, la inflación, corrupción inseguridad y desempleo afectan a gran parte del mundo, y la ciudanía es cada vez más enjuiciadora con los gobiernos cuando no dan urgencia a estas problemáticas, eligiendo a las oposiciones independientemente de la ideología. Este vaivén político impacta el tejido social afectando las capacidades de gobernanza. De no lograr cambios estructurales que beneficien a la población, observaremos el regreso de Bolsonaro, o de la derecha en Latinoamérica, en menos de una década. El gran desafío de Lula da Silva será romper este movimiento pendular y consolidar sus políticas en Brasil, con una potencial influencia en la región. Con información de El Heraldo de México.