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Los libros de texto gratuitos para educación básica en el próximo ciclo escolar se encuentran inmersos
00:03 viernes 26 mayo, 2023
ColaboradoresLos libros de texto gratuitos para educación básica en el próximo ciclo escolar se encuentran inmersos – como muchos otros temas de este gobierno – en terreno político y jurídico. Entre la excesiva ideologización combativa de izquierda y el desaseo técnico pedagógico en su elaboración, podemos vislumbrar dificultades para el desarrollo del aprendizaje en niños y adolescentes.
Seamos claros. Hasta el momento, no tenemos un documento oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública en este sentido. Es decir, la discusión que está en terreno público parte del supuesto que las “filtraciones” de la nueva familia de libros de texto gratuitos son lo más cercano a los materiales que tendremos en las aulas a principios del mes de septiembre.
Dicho esto, la crítica va en diferentes dimensiones. Más allá del proceso de elaboración de estos materiales, donde personas con amplia experiencia técnica y pedagógica fueron excluidas por cuestiones ideológicas, debemos centrarnos en los resultados que tenemos a la vuelta de la esquina.
En estas versiones de los libros permanece la estructura ejercicios y lenguaje que dificultarán el aprendizaje de los niños. No es una cuestión menor, en el entendido que, para muchos de ellos, la interacción con este material es el único al que tienen acceso. El lenguaje y los términos de referencia utilizados son más cercanos al uso de las personas adultas. Sobre todo, pensemos en un país como el nuestro, donde padres y madres de familia, por diversos factores, dedican poco tiempo a las tareas escolares de sus hijos. Si a esto le sumamos que en muchas familias son las abuelitas, los hermanos mayores o familiares cercanos quienes realizan estos apoyos, las dificultades recaerán por completo, otra vez, en los profesores.
Otra cuestión de podemos observar es que los nuevos contenidos van, gradualmente, desdibujando a las matemáticas. Un paso temerario derivado de la larga tradición de poner énfasis en esta asignatura como indicador clave en el logro del aprendizaje escolar. Al no “haber” un libro exclusivo, se entiende como un apoyo para otras disciplinas, actividades o cursos. Entendemos hasta cierto punto la intención de conjugar o relacionar las asignaturas. Algo interesante desde el punto de vista metodológico. Pero que, a mi parecer, deberíamos transitar por un periodo de adaptación a estas nuevas intenciones didácticas. La educación por definición es “integral” y esto es algo que muchos profesores han logrado desde su propia motivación y alcances.
También debemos comentar que, lejos de la interpretación de que en estos libros de texto se denosta el uso correcto del lenguaje por palabras que son utilizadas de “mala” manera como dijistes o vistes, no encontramos evidencia concreta que el libro promoviera estas prácticas, sino que es un recurso para visibilizar estos usos del lenguaje y permitir la reflexión del origen y pertinencia de dichas expresiones. Algo que no es nuevo para quienes tenemos experiencia en las aulas.
La gradualidad de la complejidad de los ejercicios, actividades y lecturas mostradas en los libros de texto también se siente comprometida. Se alcanza a percibir un tratamiento constante de la información derivada de la verdad absoluta de la comunidad, rayando en la benevolencia de lo comunitario contra la maldad inherente a pensar en la individualidad sin considerar al otro. Formas un tanto peligrosas para la sociedad, si analizamos con detenimiento la historia del siglo pasado.
En este panorama, me llama la atención que, paralelamente a la impresión de los libros de texto, se sigan realizando asambleas o foros en varios estados de la República para “discutir” sobre el Plan Curricular 2022 y los libros de texto gratuitos. En San Luis Potosí, apenas el 19 de mayo pasado, la Sección 26 del SNTE convocó a un foro con estas intenciones. Entonces, ¿aún se pueden hacer modificaciones a estos materiales? Si no es posible, ¿cuál es el sentido de seguir convocando a estos espacios? Me parece que las respuestas cobran un sentido particularmente político y de verticalidad operativa.
Cabe mencionar que, en todo este proceso de implementación del nuevo modelo, los libros de texto son herramientas cruciales para dar la sensación de “avanzar” hacia la construcción de una Nueva Escuela Mexicana. Sin embargo, debemos estar atentos a los procesos jurídicos que implica llegar adecuadamente al próximo ciclo escolar.
Por un lado, falta resolver en tribunales, las controversias constitucionales y los amparos jurídicos interpuestos por Organismos de la Sociedad Civil y la Unión Nacional de Padres de Familia respecto al despliegue del Plan Curricular 2022 y los materiales educativos para niños y jóvenes. Los cuales no cumplieron con criterios técnicos específicos que están plasmados en la propia Reforma Educativa 2019. Procesos sin el mínimo cuidado jurídico que este gobierno ya nos tiene acostumbrados.
Además, es interesante observar que la familia de libros de texto no solo corresponde a primer grado, sino que se incluyen a otros grados escolares de nivel primaria. Incluso personas al interior de la Universidad Pedagógica Nacional y la Comisión de Mejora Continua (MEJOREDU), han expresado que los libros de texto para primaria “ya están listos” y que la indicación por parte del gobierno federal es su próxima implementación total.
Para lograrlo, la SEP deberá emitir un nuevo Acuerdo, ya que el vigente (14/08/22), solo indica que “iniciará su aplicación con la generación de estudiantes que les corresponda cursar el primer grado de preescolar, el primer grado de primaria y el primer grado de secundaria en el ciclo escolar 2023-2024.” Por lo tanto, de no hacerlo, estarían en falta técnica y sería, en el menor de los casos, muy fácil controvertir tal implementación.
En todo este caos, los profesores, familias y estudiantes solo observan y permanecen excluidos del proceso. La SEP y el gobierno federal no han superado la visión paternalista y operativa con que definen a los docentes. Me parece que poco a poco, estamos entrando en un terreno de simulación muy factible. Donde la premisa será implementar “los cambios” como sea y al costo que sea, sin importar las consecuencias de la emergencia educativa que ya enfrentamos.
De todo esto, nos queda claro que ya no importa cuantificar el daño a la escuela y su potencial. El verdadero reto será recuperar parte de la esencia, la importancia y la esperanza que brinda la escuela a la sociedad para superar los contextos inmediatos de toda una nueva generación de niños y jóvenes.
* Profesor / Activista por el Derecho a Aprender en SLP
Director Ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje
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