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Hablar de mercados financieros es hablar de un espacio donde convergen expectativas
00:11 martes 26 agosto, 2025
ColaboradoresHablar de mercados financieros es hablar de un espacio donde convergen expectativas, decisiones racionales e intuiciones, pero sobre todo, donde el riesgo y la oportunidad coexisten en un delicado equilibrio. Para un inversionista, un empresario o incluso para un gobierno, comprender esta dualidad es indispensable, pues de ella depende la creación de valor y la sostenibilidad a largo plazo.
En la era actual, caracterizada por la globalización, la volatilidad de los flujos de capital y la irrupción de nuevas tecnologías como las criptomonedas y las fintech, el riesgo ya no se percibe únicamente como una amenaza que hay que evitar, sino como un fenómeno inevitable que, bien gestionado, se convierte en una fuente de oportunidades estratégicas.
De acuerdo con la ISO 31000, el riesgo es “el efecto de la incertidumbre sobre los objetivos”, lo que implica que puede tener consecuencias tanto negativas como positivas. En el ámbito financiero, el riesgo se refiere a la posibilidad de que los rendimientos de una inversión difieran de los esperados, lo cual resulta especialmente importante y lo explicaré en tres puntos:
Primero, existen diversos tipos de riesgos: de mercado, de crédito, de liquidez, operativo y sistémico. Aunque a menudo parecen obstáculos, constituyen también la base de la dinámica financiera. Sin riesgo, no habría rentabilidad.
Además, cada tipo de riesgo exige un enfoque distinto de análisis y control, lo que obliga a los participantes del mercado a desarrollar estrategias más sofisticadas. En este sentido, el riesgo funciona como un motor de innovación financiera y como un recordatorio constante de que la estabilidad absoluta no existe.
Segundo, la oportunidad en los mercados financieros surge precisamente de la existencia del riesgo. Representa la posibilidad de obtener beneficios al identificar y gestionar eficientemente esas incertidumbres. Así, invertir en un activo infravalorado, desarrollar innovaciones tecnológicas que reduzcan costos operativos o aprovechar periodos de volatilidad para diversificar portafolios a precios bajos se han convertido en estrategias de constante crecimiento en los mercados.
Tercero, cada vez que el mercado muestra inestabilidad, abre un espacio para que quienes estén mejor preparados tomen decisiones que generen ventajas competitivas. De hecho, históricamente la percepción del riesgo ha pasado de ser una amenaza que debía eliminarse a considerarse una condición inevitable y gestionable.
En fin, es importante transmitir la idea de que el riesgo no debe evitarse, sino comprenderse y gestionarse. El riesgo y la oportunidad en los mercados financieros son inseparables: uno no puede existir sin el otro. Cada crisis encierra la semilla de una innovación, cada periodo de volatilidad abre un espacio de aprendizaje y cada pérdida potencial constituye un terreno fértil para generar valor. Quienes comprendan esta dualidad no solo sobrevivirán a la incertidumbre, sino que prosperarán gracias a ella.