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Nacionas Unidas hará lo que esté a su alcance, lo mejor que pueda y hasta donde sus recursos y la voluntad política de sus miembros la dejen llegar
00:10 sábado 27 septiembre, 2025
ColaboradoresLa Organización de Naciones Unidas (ONU) celebró esta semana el 80 aniversario de su fundación en medio del que ya es usual debate sobre su utilidad en un mundo que parece cada vez más convulso.
Y la verdad sea dicha, no le falta razón a sus críticos. Pero en alguna medida, muchos de ellos deberían verse al espejo. La ONU se ha quedado corta en sus metas ideales. Es ciertamente una organización burocratizada con una gran cantidad de organismos derivados que algunos quieren ver como ideologizados, inútiles o desnaturalizados. Pero también es cierto que las organizaciones son lo que sus miembros quieren que sean. Nacida en 1945 con el respaldo de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, la organización encontró pronto los límites a su poder y navegó la "Guerra Fría" lo mejor que pudo, frecuentemente como escenario para luchas de poder entre Estados Unidos y sus aliados con la Unión Soviética y los suyos.
El Consejo de Seguridad, con cinco miembros permanentes con derecho de veto y 10 electos cada dos años, se transformó en una cámara de resonancia casi siempre disonante, que raramente actúa al unísono y muchas veces es detenida en razón de los intereses estratégicos de una u otra de las potencias con asiento permanente: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.
Para muchos, la que creen necesaria reforma de Naciones Unidas pasa por cambios en el funcionamiento del Consejo. Posible, incluso probable. Pero no hay garantías de que el eventual cambio no sea una de esas amargas formulaciones "gatopardianas" que solo darán vuelo a potencias aspirantes a hegemonías regionales. Pero el problema es y será siempre el mismo. La ONU nunca será todo para todos. Hará lo que esté a su alcance, lo mejor que pueda y hasta donde sus recursos y la voluntad política de sus miembros la dejen llegar, sea en política y preservación de la paz, en promoción de la educación y la cultura, en defensa de los derechos humanos, la salud o la alimentación. O del cambio energético, la legislación para prevenir el mal uso de la Inteligencia Artificial y una miríada de otros temas. Pero siempre también con menos recursos de los necesarios y sujeta a lo que deseen hacer las naciones soberanas que la componen.
Algunos lamentan que no haya podido detener conflictos como los que hoy ocupan la atención mundial, por sus características y sus consecuencias geopolíticas, la invasión rusa de Ucrania y la intervención militar israelí en Gaza. Pero nadie quiere mencionar los intereses involucrados y que, en un caso, Rusia es participante directo y es parte del Consejo de Seguridad, mientras en el otro se entremezclan los intereses de política doméstica estadounidense. Se les olvida el muy activo rejuego político dentro del organismo y entre sus miembros. Y cierto, pues, falta mucho por hacer y los defectos del organismo son considerables. Pero la ONU, con todo y sus problemas, es mucho mejor que nada, tan burocrática o quijotesca como sea.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE