Vínculo copiado
Lo que nuestro movimiento dice con ese desfile tipo “nos ganamos la lotería en Valle Dorado” es: “Ganamos"
00:11 jueves 21 agosto, 2025
ColaboradoresEl Doctor Patán creció con la idea, muy arraigada en su familia —españoles de izquierda de los de antes, gente cero dada a la exhibición, más bien parca y contenida—, de que mostrar la marca de la ropa es una —aclaro que el término se usaba en ese contexto, y que aquí su doctor, permeado del anti clasismo de la 4T, no lo aprueba— verdadera najayotada.
Eso ya cambió. Hoy, veo con emoción cómo el compañero deja charolear al sol, orgulloso, el kilataje de ese reloj suizo; cómo esos pies gordezuelos, encantadores, no permiten que se escondan las dos G que se miran cara a cara en las chanclas de 17 mil varos; cómo destacan esos mocasines guinda de 25 K debajo de los shorts; cómo se hace evidente que esa bolsota, de ella, o esa mariconera, de él, son francesas y carérrimas; cómo esa gorra solo sirve para proyectar, gigante, hermoso, un logro que dice “Si la cuarta no va a Milán, Milán viene a la Cuarta”.
Sí, dije “emoción”. Lo que nuestro movimiento dice con ese desfile de modas diario tipo “nos ganamos la lotería en Valle Dorado” es: “Ganamos, y la revolución por fin nos hace justicia”. A propósito, salvo alguna aportación municipal o estatal, no hemos apreciado aún mucho alarde con los coches, pero seguro llegará. Estoy viendo a, por decir, los compañeros diputados. Claro que los estoy viendo. Hace unos años, le hubieran aventado en la cara a la burguesía las Hummer. Ya no están de moda, pero algo encontraremos. O las relanzamos, faltaba más.
Pero no es sólo un recordatorio de que la revolución triunfó y no se irá jamás. Es también una forma de asimilarse al pueblo bueno; de identificarse con los tuyos, los nuestros. Con los grandes líderes del Crimen Organizado, pueblo bueno en armas, que son parte de nuestro movimiento. Con el boxeador retirado que busca un cargo en el sector Deportes.
Con el empresario de las 70 gasolineras que busca convertirse en proveedor del gobierno. Con —obvio— el líder sindical.
En un esfuerzo por sumarme a esta tendencia, me fui al clóset a ver si encontraba algo que ponerme debajo de la bata, para, al momento de salir a comer a Masaryk, demostrar con, digamos, tremenda “X” dorada, que soy 100% Cuarta. No había nada. Pura ropa en el rango de los 500 a mil pesos. Así que llamé a la señora de la casa: “Hay que ir de compras. Saca la American, porque si no hay marca, no hay revolución”. Ok: no me llamó “najayotazo”, porque en casa esos términos no se usan, pero su mirada me lo dijo con toda claridad, mientras verbalizaba una realidad inapelable: “Estamos muy gastados”.
La verdad, sí: muy gastados. No da ni para los outlets del corredor Tollocan. El fin de semana me iré a buscar tianguis de ropa de paca de los que promueve mi Clarita, a ver si encuentro algo a precios del Bienestar, pero, francamente, no estoy optimista.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09