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"Probablemente, en la ceremonia de cambio de poderes hacia el mediodía de este domingo, lo despedirán con reclamos y silbatinas de desaprobación".
23:46 sábado 25 septiembre, 2021
ColaboradoresHace seis años, en el PRI había una decena de aspirantes a la candidatura para gobernador de San Luis Potosí.
El Revolucionario Institucional se ufanaba de contar con tal vastedad de perfiles y les atribuían valores, cualidades, capacidades y habilidades ilimitados. Se atrevieron a realizar una pasarela de precandidatos en el Comité Nacional para que cada quien diera muestra de su músculo político. A manera de colofón, previo a la designación del candidato, celebraron una reunión con las fuerzas vivas del partido en el auditorio Miguel Barragán y ahí sometieron a los aspirantes al rigor del aplausómetro.
El CEN del PRI se decantó por Juan Manuel Carreras López. Un tecnócrata que hallaba el modo de incrustarse en la lista de posibles en cada elección de gobernador. Nunca fue el más aplaudido en las filas del tricolor, pero nunca dejaba de salir en la foto. Hace 30 años, Carreras López regresó a San Luis Potosí. Acompañaba a Gonzalo Martínez Corbalá, quién en esa etapa de crisis política de la entidad, arribó como gobernador interino. Desde entonces se le veía como un funcionario de perfil bajo. Y ahí se quedó, en un perfil bajo que no abandonó en ningún cargo que tuvo en su trayectoria hasta llegar a ser gobernador. Estudioso y preparado, sí, pero de bajo perfil. Nunca despertó el entusiasmo de nadie y pese a ello, ganó una elección muy reñida al PAN y en 2015 se convirtió en gobernador. Hoy es el primer día de Carreras, el ex gobernador. En la víspera del fin de su sexenio, enfrentó reclamos de taxistas, maestros, policías, agentes y ministerios públicos de la Fiscalía General del Estado. La semana terminó en el caos y del gobierno no había visos de existencia efectiva. El gobierno de Carreras nunca fue brillante, lo ocurrido a unos días de finalizar la gestión, es ejemplo de ello. Se reaccionaba tibiamente a los problemas, no se resolvían a fondo. Y así fue en todo. Carreras López se va tristemente. Probablemente, en la ceremonia de cambio de poderes hacia el mediodía de este domingo, lo despedirán con reclamos y silbatinas de desaprobación. Su bajo perfil lo llevo al ejercicio de gobierno, deja múltiples pendientes respecto de problemas que fueron intervenidos con fórmulas administrativas de corte burocrático; la clásica aspirina para atenuar un mal mayor. La alta responsabilidad de gobernar se simplificó a la simple asignatura de administrar. Y lo hizo mal. Dejó un Sistema Estatal Anticorrupción inoperante. Dejó un “Fiscal carnal” que ya renunció a la Fiscalía General del Estado. Dejó una “Fiscalía Anticorrupción” con otro “Fiscal Carnal”, que no funciona. Dejó un estado ensangrentado por los miles de ejecutados. Dejó una sociedad atemorizada por la incontenible actividad delictiva. Dejó un estado empobrecido y desigual. Dejó un San Luis Potosí estancado y en la penuria. Carreras López le falló a la gente más pobre a la que no llegó la prosperidad. Ahora, enfrentará la revisión del nuevo gobierno. Solo el gobernador, José Ricardo Gallardo Cardona sabe si habrá cobro de facturas.