Felino tendrá triple festejo para celebrar 40 años de arduo trabajo y lo hará el 1, 2 y 5 de julio en las arenas: Puebla, Occidente y Arena México. “Me sorprendió saber que tendré tres celebraciones y el ser tomado en cuenta es un honor. Es algo que me llena de orgullo”, sostuvo el luchador más ágil de la baraja luchística. Dijo que la “fama” no es un tema que le haya movido el piso, por el contrario, pues se preocupó más por entrenar en todo momento. Felino es una persona humilde y se considera más popular, pero no famoso. Su carrera se forjó aparte, aunque proviene de una familia luchística. Confesó que en el ring, prefería no tener a su familia a un lado, pues el estilo y objetivos de sus hermanos eran muy distintos a los de él, en resumen, no había química. Compartió que en sus inicios luchó bajo el nombre de Tropi Q, para después cambiar al de Baby Casas. Con el pasar de los años, un programador le dijo que sus movimientos eran muy rápidos como los de un felino y desde ahí inició una gran historia. Las rivalidades crecieron dentro y fuera de la arena y recordó especialmente a Oro, quien iba despuntando al igual que él, solo que mientras el metálico era campeón, al rudo le falta conseguir un título, pero en pocas palabras, le ayudó a crecer. No pasó mucho tiempo para enfrentar a Ciclón Ramírez y al Justiciero, arrebatándoles sus máscaras.  Vive intensamente la lucha libre, se siente orgulloso de ser Felino y expresó que cuando la Sombra le quitó la máscara, nunca imaginó que fuera agradable el que el público lo reconociera, situación que le agradeció a Dios por tan bella oportunidad. Fue afortunado en vivir la última etapa de la Peste Negra y tras haber perdido su máscara, se reinventó y trató de adaptarse a ese concepto. El haber abandonado su trabajo en el banco, ser fuerte ante luchadores que en sus inicios intentaron desanimarlo y al final, lo hicieron más fuerte, se aferró a su pasión, pues pudo viajar y luchar en un escenario como el Tokio Dome ante 40 mil personas. Detrás del luchador está un ser humano que se reúne con sus compañeros de secundaria, es cinéfilo, que gusta de la película Vaselina de John Travolta. Compartió en alguna ocasión, mientras luchaba en el auditorio Frank Sinatra en San Francisco, entre el público estaba el desaparecido actor Robin Williams a quién le solicitó una foto.  Finalmente, dijo que le gustaría que en su celebración pudiera estar junto a sus hijos, pero entiende que uno de ellos tomó un camino distinto. FUENTE: EXCÉLSIOR