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Solo en la primera quincena de agosto, durante la reciente oleada de incendios, ardieron unas 115 mil 600 hectáreas
18:30 jueves 14 agosto, 2025
MundoEl verano de 2025 será recordado en España como uno de los peores en décadas en cuanto a incendios forestales. Tras semanas de lucha contra el fuego, las llamas no dan tregua y han arrasado ya más de 100 mil hectáreas en lo que va de año, duplicando la superficie quemada en todo 2024. En apenas diez días de agosto, la cifra se disparó de 40 mil a 105 mil hectáreas según el sistema europeo EFF, situando 2025 entre los cinco peores años de las últimas dos décadas.
Solo en la primera quincena de agosto, durante la reciente oleada de incendios, ardieron unas 115 mil 600 hectáreas, casi el triple de lo quemado en el resto del año. La situación es crítica con fuegos activos simultáneamente en seis comunidades autónomas (Castilla y León, Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Andalucía e incluso focos en Asturias y Madrid), obligando a España a solicitar ayuda internacional para combatir las llamas.
Las cifras humanas y materiales dejan ver la magnitud del desastre: al menos tres personas han perdido la vida —un trabajador en Madrid y dos voluntarios en Castilla y León— tratando de combatir el fuego. Hay una docena de heridos, varios de gravedad con quemaduras críticas, y cerca de 10 mil habitantes han tenido que ser evacuados de sus hogares en distintos puntos del país.
Decenas de viviendas y otros edificios han sido devorados por las llamas. Las escenas se repiten: pueblos rodeados por el fuego, vecinos huyendo con lo puesto o tratando de ayudar con medios precarios, carreteras y vías férreas cortadas —incluso la línea de AVE Madrid-Galicia fue suspendida temporalmente por la proximidad de las llamas— y un denso humo cubriendo el cielo de varias provincias.
España ha desplegado más de 50 medios aéreos y ha recibido apoyo de aeronaves europeas en la lucha contra el fuego. En estos momentos todos los recursos del Estado están movilizados para hacer frente a la emergencia.
El Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) mantiene desplegados más de 50 medios aéreos (aviones y helicópteros) y diez brigadas helitransportadas (BRIF), sumando 600 efectivos dedicados a las labores de extinción. A ellos se añaden cuatro equipos EPRIF de prevención integral y siete unidades móviles de análisis y planificación, además de los medios autonómicos.
El Ministerio de Defensa mantiene a la Unidad Militar de Emergencias (UME) al 100% de su capacidad operativa: más de mil militares desplegados sobre el terreno y hasta 3 mil 500 en rotación. El Ejército del Aire ha aportado pilotos, mecánicos y técnicos en apoyo a la flota de hidroaviones, mientras que el Ejército de Tierra tiene a sus analistas trabajando las 24 horas en tareas de inteligencia y apoyo logístico. Un batallón de helicópteros con 150 efectivos y varios Chinook de transporte están en prealerta para asistir en evacuaciones y transporte de material.
Por su parte, el Ministerio del Interior ha movilizado a más de 5 mil agentes de la Guardia Civil y unos 350 efectivos de la Policía Nacional para labores de seguridad, evacuación y apoyo, en coordinación con bomberos y servicios de protección civil autonómicos. Ante la magnitud de la crisis, España activó el mecanismo europeo de protección civil: dos aviones anfibios Canadair enviados por Francia aterrizaron en Santiago de Compostela para sumarse a las tareas de extinción. Estos refuerzos internacionales resultan vitales, especialmente en focos descontrolados donde los medios nacionales resultaban insuficientes.
¿Cuáles son las comunidades autonómicas más afectadas?
La peor parte de esta oleada de incendios se la lleva el noroeste peninsular, particularmente Castilla y León y Galicia, que concentran gran parte de la superficie calcinada.
En Castilla y León la situación ha sido dramática: llegó a haber una veintena de incendios activos simultáneamente en la comunidad, once de ellos de nivel 2 (alta gravedad). Las provincias de Zamora y León están viviendo el peor incendio forestal del que se tiene registro en España: el fuego iniciado en la localidad zamorana de Molezuelas de la Carballeda el 10 de agosto, y que luego se extendió a León, ha arrasado unas 37 mil hectáreas.
Esta cifra convierte a ese incendio en el de mayor extensión documentada en el país. Las estimaciones provienen del satélite europeo Copernicus, que monitorea la zona, y reflejan un perímetro devastador de bosques y montes reducidos a cenizas.
La tragedia humana en Castilla y León también es considerable. Solo en el entorno de Zamora y León, más de 8 mil vecinos tuvieron que ser desalojados de 34 localidades ante el avance de las llamas. Polideportivos y albergues de emergencia, como los habilitados por Cruz Roja en La Bañeza y Astorga, acogieron a familias enteras.
Con el paso de los días, a medida que algunos frentes se estabilizaron, unas 2 mil 600 personas pudieron retornar a sus hogares, pero otras muchas permanecen evacuadas. El incendio de Losacio-Molezuelas se cobró la vida de dos voluntarios de 35 y 36 años que colaboraban en las labores de extinción —ambos fallecieron a causa de graves quemaduras—, a los que se suma la víctima mortal registrada en Tres Cantos (Madrid). Además, en Zamora y León se contabilizan al menos doce heridos, de los cuales cuatro permanecen en estado crítico (dos en unidades de cuidados intensivos) con quemaduras en más del 80% de su cuerpo
Las autoridades castellanoleonesas, respaldadas por el Gobierno central, señalaron el jueves que la situación comienza a estar bajo cierto control: la Junta afirma que puede gestionar “razonablemente” la emergencia con sus propios medios más el apoyo estatal y europeo.
De hecho, a mediodía del jueves ya se permitió el retorno de los habitantes de ocho poblaciones evacuadas por el incendio de Puercas (Zamora). En ese incendio, ubicado en la comarca de Aliste, la Policía detuvo a un hombre por su presunta responsabilidad en el origen del fuego, atribuido a una imprudenciaNo obstante, otros focos en Castilla y León seguían activos en la provincia de León –en municipios montañosos como Anllares, Fasgar, Barniedo o Murias de Paredes– favorecidos por vientos erráticos y tormentas secas que complicaron las labores de extinción.
En Galicia, la otra comunidad duramente golpeada, los incendios se ceban especialmente con la provincia de Ourense. La ola de fuegos declarada en agosto en territorio gallego ha quemado ya más de 23 mil 700 hectáreas, una superficie ocho veces mayor que la consumida en toda Galicia el año anterior.
Solo el incendio originado en Chandrexa de Queixa (Ourense) arrasó unas 10 mil 500 hectáreas según las autoridades gallegas, obligando a evacuar aldeas enteras y a confinar preventivamente a decenas de vecinos.
Otros grandes fuegos activos simultáneamente —en municipios como Oímbra, A Mezquita, Maceda o Vilardevós— mantuvieron en jaque a los servicios de emergencias gallegos durante jornadas enteras. En total llegó a haber seis focos importantes activos en Ourense al mismo tiempo, algunos de los cuales terminaron uniéndose entre sí al crecer sus perímetros.
La densa humareda y el frente de llamas en expansión obligaron a interrumpir el tráfico ferroviario entre Galicia y la Meseta por la línea de alta velocidad en varias ocasiones., aislando temporalmente a Galicia por tren. Si bien la situación mostró leves mejorías a mitad de semana –con algunos fuegos estabilizados o controlados–, la comunidad sigue en emergencia nivel 2 y continúa recibiendo apoyos de la UME e incluso de efectivos llegados de Portugal.
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España enfrenta todavía semanas críticas en esta temporada de incendios. Con las temperaturas aún elevadas a finales de agosto y masa vegetal reseca, cada día sin lluvia supone un riesgo.
Con información de Excélsior