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Pero con todo y su connotación negativa, fue también la muleta para que los gobiernos japoneses después de la Segunda Guerra Mundial hicieran las reformas necesarias
00:02 lunes 24 febrero, 2025
ColaboradoresEl "Gaiatsu" es un término japonés para definir “presión extranjera”, que en términos simples, significaba que la única manera de lograr que Japón hiciera algo que debía era que los socios extranjeros ejercieran suficiente presión para obligar a ceder a quienes tomaban las decisiones en Japón. Pero con todo y su connotación negativa, fue también la muleta para que los gobiernos japoneses después de la Segunda Guerra Mundial hicieran las reformas necesarias para sacar adelante el país, aunque resultan desagradables para su sociedad o en desacuerdo con sus tradiciones. Para bien o para mal, el Japón de ahora es resultado de esa fusión entre las virtudes de su población, su reverencia por las tradiciones, y el pragmatismo de aprovechar en su beneficio el impacto de obligaciones impuestas por realidades externas. Después de todo, hablamos de un país que pasó de ser una sociedad feudal a mediados del siglo XIX a una potencia industrial a fines del mismo siglo. Resultó más elegante que la alternativa que les ofreció en 1854 el comodoro Matthew Perry, cuando se presentó con una flota de cañoneras para obligar a Japón a comerciar con el mundo. Ciertamente, la idea de "gaiatsu" no es una definición perfecta ni describe consideraciones ideales, pero puede ser vista como una fórmula que permitiría a algunos gobiernos adoptar reformas o decisiones que pudieran ser opuestas por grupos tradicionales o por encima de la oposición de grupos de presión domésticos. Idealmente, podría ser también una descripción del rejuego diplomático entre grandes potencias y naciones más débiles. En el caso de Japón, es obvio que fue un juego político en el que participaron conscientemente, y de paso con resultados convenientes, tanto para los ocupadores estadounidenses como los diversos gobiernos japoneses. La realidad es que los japoneses, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, no podían escapar de la influencia estadounidense, tanto por su presencia militar como por la importancia de su relación económica y comercial. Para Estados Unidos, el trato era y es en buena parte una alianza de seguridad con Japón, que también sirve como uno de los puntos de contención estratégica para la creciente presencia militar, económica y política china. Durante décadas también ayudó en una especie de intercambio o de entendimientos informales, o sea, de que algunos o muchos desacuerdos, sobre todo en materia comercial, no tendrían impacto sobre la relación de seguridad. El "gaiatsu", en todo caso, podría pasar como una definición de diplomacia en la que una potencia haría sentir su poder sin necesidad de acorralar a sus contrapartes. Claro que para los países latinoamericanos se trata de un ejemplo difícil o hasta imposible de seguir, en lo interno debido sobre todo a los hiperideologizados y políticamente polarizados tiempos actuales, pero también porque Estados Unidos de Donald Trump no parece el socio necesario para un juego diplomático que demanda un grado de discreción y delicadeza. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS COLABORADOR [email protected] @CARRENOJOSE