A punto de sentarse en la presidencia de Morena en la Ciudad de México está Héctor Díaz-Polanco, Castro-chavista-bolivariano de corazón y enlace en México del sátrapa venezolano Nicolás Maduro, quien se robó la elección del pasado 28 de julio. Dominicano de nacimiento, el exdiputado Díaz-Polanco llegará este domingo al consejo estatal del morenismo con gran respaldo de los ultra supremacistas para relevar a Sebastián Ramírez en la dirigencia de la capital, cuna del movimiento que se entronó en el poder en 2018 y que ahora prácticamente expropió el país, escudado en su mayoría electoral obtenida el 2 de junio.   Mayoría que les permite sin tapujos encumbrar en puestos clave a los enamorados y fascinados con el modelo Castro-chavista-bolivariano, ese que pauperiza países, elimina contrapesos, instituciones y las libertades ciudadanas, mientras enriquece groseramente a sus políticos y los perpetúa en el poder.  Entre esos enamorados están el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña; la vicepresidenta de San Lázaro, Dolores Padierna…; y Díaz-Polanco, quien en octubre de 2017 sentenció: “Digámoslo directo, la integración de México en la revolución bolivariana, eso haría a mi juicio una gran diferencia con la situación que tenemos ahora. Necesitamos ampliar esa revolución. El papel que podrá hacer Morena en el gobierno de México es el de integrarse con los países de América Latina que están haciendo los cambios, como Venezuela, a fin de consolidar los cambios y profundizarlos”. Postura para nada personal, pues meses antes, el 27 de mayo de 2017, la entonces embajadora de Venezuela en México, María Urbaneja, había sido recibida en la Escuela de Formación Política de Morena donde, ante Díaz-Polanco, celebró “el acompañamiento del partido Morena, su solidaridad y apoyo irrestricto a la revolución bolivariana”. Por eso, en el morenismo de la CDMX parece no haber oposición para que Díaz-Polanco, asuma la dirigencia local. Mucho menos cuando su método de reclutamiento le ha retribuido en votos al partido. Una entrevista que concedió a Forbes (2 de junio de 2021), retrata su sistema: “Nos convertimos, momentáneamente, en un periodo determinado, en (casi) Testigos de Jehová… Era llegar a las casas para pedir pasar y si te dejaban pasar, se entregaba el periódico (Regeneración), platicábamos y terminamos estableciendo algún tipo de relación y concertando una nueva cita al día siguiente”. A su disposición tenía “un millón y medio de personas” que realizaban ese trabajo a ras de tierra, puerta por puerta. Justo lo que necesitan la dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, y el secretario de Organización, Andy López, para su plan de afiliar y adoctrinar, en un año, a 10 millones de simpatizantes en el país. ••• EN EL VISOR: Quien administre el presupuesto para obras, controlará el negociazo adjunto, mucho más grande que el presupuesto. POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN  [email protected]         @R_SANCHEZP