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Elias Canetti migró a esa ciudad, como muchas personas lo hicieron en esa época. Encontró una realidad para la que no estaba preparado
00:10 miércoles 15 octubre, 2025
ColaboradoresFrankfurt es una de las ciudades más polifacéticas del mundo. Aunque es reconocida hoy por ser el centro neurálgico de la actividad financiera de Europa al ser la sede de su Banco Central, la efervescencia vital de Frankfurt, desde luego, desborda ese encasillamiento.
Es una ciudad plagada de historia y enseñanzas. En una sinfonía de imágenes, encontramos modernos rascacielos, y estructuras góticas, renacentistas, barrocas y clásicas. Es una paleta de imágenes urbanas y un recinto de historias resguardadas.
Más allá de sus lugares comunes, ya sea su plaza medieval, la casa de Goethe, su Opera, y sus múltiples museos, Frankfurt es una ciudad de grandes y pequeñas historias.
En muchas de sus calles, sus banquetas se encuentran insertas con pequeñas placas metálicas que recuerdan a los transeúntes, quiénes vivieron en las casas adyacentes a ellas. Verdad inserta en las aceras. Memoria para todas las familias expulsadas por las ráfagas de odio que azotaron las urbes alemanas. Advertencia para todos de los peligros de los odios confeccionados desde el poder.
Así, la ciudad de Frankfurt -como muchas otras alemanas- es un mosaico de historias que confeccionan el telar del sufrimiento que sus calles vivieron. Entre esas muchas avenidas y calles se erige un pequeño hotel llamado “Hotel Palmenhof”. Un pequeño pero hermoso edificio de Art Nouveau cerca los jardines de Palmengarten, en el distrito Westend.
Este hotel, que a principios del siglo pasado era la “Pensión Bettina” y que fuera el hogar de otro afamado de las letras universales: Elias Canetti. Autor búlgaro, que residió en Frankfurt justo en sus primeros años de vida estudiantil.
Opacado de las guías turísticas -por convivir con el hogar de Goethe-, en esas paredes Elias Canetti empezó a germinar muchas de sus obras importantes. En 1921, cuando se mudó a Frankfurt, Canetti fue espectador de las múltiples manifestaciones que se generaron por el asesinato del ministro Rathenau. Para sus biógrafos, quizás esa experiencia fuera la semilla por la que floreciera uno de sus más celebres obras: “Masa y Poder”.
¿Se imagina cuantas ideas esbozó en sus libretas el joven Canetti entre esas paredes rojizas de la entonces Pensión Bettina? Elias Canetti migró a esa ciudad, como muchas personas lo hicieron en esa época. Encontró una realidad para la que no estaba preparado, pero se preparó para comprenderla. Migró para vivir, pero también migró para trascender.
Encontró el inicio de su destino, y dejó a la humanidad un sin fin de escritos que hoy nos siguen ilustrando los vericuetos del destino humano. Las ciudades y los viajes son una lección abierta a la vida.
JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ
Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación