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En septiembre de 1964,Gustavo Díaz Ordaz, presidente electo de México, manda traer a sus carnales de Puebla y los cita en Insurgentes Norte
00:10 sábado 11 octubre, 2025
ColaboradoresEntrevisté a mi querido Fritz Glockner, de quien me llegó un tomo Editorial Crítica y que abre de forma espectacular una serie llamada Los Malos de la Historia, con un libro dedicado al genocida Gustavo Díaz Ordaz.
Imagínense la cara que puse cuando al platicar, lo primero que me suelta el Maestro Fritz, es la siguiente frase: “ Yo estoy aquí por Gustavo Díaz Ordaz”.
En cuanto le pregunto por qué, el escritor se descose: “En 1929, Claudia Clara Lozada le dice a su esposo, Enrique Glokner, que ya es hora de que mantenga a su hijito Julio y lo manda a estudiar a Oaxaca, que es donde vivía Enrique. El padre dice que sí y lo recibe.
Allí lo inscribe en la Escuela de Artes y Oficios de Oaxaca. Julito llega a clase, se sienta y al lado está un individuo delgado, orejón, jetón. Con una quijadota y medio feo, pero que jugaba bien al baloncesto, cosa que a Julio le encantaba y se hacen carnales y juegan en el mismo equipo. Termina la preparatoria y ambos deciden largarse a Puebla a realizar sus estudios profesionales.
Y entonces, Julio se inscribe en Medicina y el muchacho feo se inscribe en Leyes. Cuando llega al salón de Leyes, este muchacho feo encuentra a su lado a Luis Corte. ‘Yo soy Fritz Glockner Corte’.
El muchacho feo presenta a Luis con Julio y hacen un trío como Hugo, Paco y Luis. Entonces quién presentó a mi abuelo paterno con mi abuelo materno fue un tal joven estudiante llamado Gustavo Díaz Ordaz.
De ahí cada quien creció, tuvo a sus esposas, tuvieron a sus hijitos. Julio tuvo a Napoleón, mi papá; Luis tuvo a Gloria, mi mamá, que se conocieron desde chamacos y que no intimaron con ‘aquel’.
En septiembre de 1964,Gustavo Díaz Ordaz, presidente electo de México, manda traer a sus carnales de Puebla y los cita en Insurgentes Norte. Ahí les dice: - Llegamos.
Órale pinche lámpara de Aladino… pídanme tres deseos que se los concederé. Somos cuates, soy presidente electo-. Entonces Luis J. Corte estaba un poquito angustiado de tener que renovar anualmente sus contratos laborales porque él era recaudador de rentas de la zona de Cuetzalan, y lo que le pide al presidente electo es su contrato de definitividad, que ya fuera para siempre.
No tenía que ir y venir al papeleo. Y mi abuelito ni siquiera pidió su cambio de plaza a Puebla, güey”. Me quedo pensando qué le pediría a un mega cuate que fuera electo PRE SI DEN TE!!!.
“La honradez. No pidieron ser ricos, no pidieron oye ponme en un puesto de jefazo. Déjame así, al mismo nivel jodido que estoy… pero en mi tierra. ¿No es cierto? Y Julio solicita la construcción del Hospital Universitario de la hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Afortunadamente, y pues de ahí vengo, querida”
Por fin, el Maestro Glockner toma un respiro. Y claro… los amigos NUNCA se cruzaron con Díaz Ordaz después del 68.
Pero sigue: “Evidentemente hay un momento en que nos detienen a Carlos Martín del Campo (el estudiante que encabeza el juicio de los estudiantes del 2 de octubre) y en el proceso judicial, el primer nombre que aparece es el suyo; el esposo de mi tía Julieta, hijo de la hija de mi abuelo, hermano de mi papá, que es la otra compañera que se va también de guerrillera.
Mi papá y mi mamá, se fueron de guerrilleros. En fin, los papás de Carlos van a ver a mi abuelo para pedirle: ‘oye, échale un telefonazo para que salga Carlos, no?’ Obviamente Carlos se indignó. Carlos, el preso dijo ‘a mí no me anda ayudando ese güey’. Y obviamente, mi abuelo dijo: ‘No, no me chinguen, no’”. Libro imperdible.
POR FERNANDA TAPIA
COLABORADORA
@TAPIAFERNANDA