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El mundialista opina que hay un retroceso con el trabajo de los silbantes mexicanos
20:04 viernes 10 diciembre, 2021
Deporte Nacional e InternacionalEdgardo Codesal, expresidente de la Comisión de arbitraje recoge el rompecabezas en que está convertido el trabajo de los silbantes. Las piezas encajan cuando apunta directo a Arturo Brizio como cabeza de una comisión que desde hace cinco años se ha encerrado en el secretismo y blande la espada para defender despropósitos. Arturo Brizio pasó 20 años en la televisión pegando desde afuera para el ser el presidente y ahora con él evidentemente hay un retroceso. Pensé que iba a poner al arbitraje mexicano en niveles internacionales, sin embargo, le falta compromiso para ver los partidos y de instruir a los jóvenes. Creo que debería dar un paso al costado o la Femexfut tomar cartas en este asunto”. Para Codesal, existen otros con merecimiento de llevar la comisión de arbitraje, “Marco Rodríguez o Armando Archundia, quizá hasta juntarlos. Se le dio la oportunidad a Brizio y fue una decepción y un fracaso, esta comisión tendría que irse desde la punta hasta el del puesto más bajo. No fuimos a Juegos Olímpicos y eso es una señal grave”. Edgardo Codesal, quien gestionó la Comisión de arbitraje en la década de los 90 hasta el 2003 y tuvo un regreso en 2015 como director de área, se fue decepcionado, “pedían no ser rigurosos con el peso ni con las pruebas físicas. Hoy sé que están contentos porque no se les exige. Aun así los últimos cuatro árbitros con gafetes de FIFA los saqué yo y son los mismos que continúan”. Más allá de eso, sabe que Brizio no trabaja adecuadamente porque aceptó perder autonomía en la gestión para ser revisado por otros directivos. Brizio hoy no designa árbitros, hace propuestas y se la lleva al Secretario General de la Femexfut (Iñigo Riestra) para que se las palomee. Es más criticable el manejo que se le da a la comisión que los propios errores arbitrales. Pérez Durán no debió dirigir la semifinal, le dio frío marcar el penal para Pumas y eso pasa porque tiene miedo de tomar decisiones que puedan molestar a cierta gente”. Ya en 2015, pasó un episodio con Jorge Pérez Durán cuando, en un partido Toluca contra Chivas, marcó un penal, aunque luego se retractó. Me molestó lo que hizo, había diadema, no VAR y Pérez Durán tenía gafete FIFA. Marcó el penal para después ponerse la mano en el oído haciendo creer que lo estaban llamando cuando nadie le dijo nada, es decir ese gesto fue porque por su cabeza pasó dar marcha atrás a un penal que marco con convicción. No lo di de baja, sino que le quité el gafete FIFA”. Hoy, la actual comisión tiene en cartera a Pérez Durán para ser el árbitro de la vuelta en la final. El árbitro uruguayo, quien se naturalizó mexicano y pitó la final de la Copa del Mundo de Italia 1990, asegura que es importante que los árbitros no generen íntegramente su sueldo del futbol. Ellos son honorables, hacen su mejor esfuerzo, pero reciben mucha presión, cosas subliminales que hacen que al final del día sientan que sus ingresos corran peligro porque si no tienen asignaciones, no hay dinero para su familia. No deberían depender del arbitraje en exclusivo porque andan con el temor de que Brizio los siente 10 jornadas ya que su sueldo base es bajo, ellos juntan su economía por los partidos que dirigen”. EL DÍA QUE PUMAS PUSO AL ÁRBITRO Cuando en 2004, Arturo Yamasaki era el presidente de la Comisión de arbitraje, sucedió un episodio que Codesal recuerda como uno de los ejemplos que explican lo que sucede con los silbantes cuando son maniquíes de la presión externa. A Marco Rodríguez lo quitaron de una asignación para la final de Pumas contra Chivas en el estadio Olímpico. Alguien de Pumas habló por teléfono al presidente de la Comisión para quitar a Rodríguez porque el técnico de aquel entonces (Hugo Sánchez) no lo quería. Fue a las 9 de la mañana cuando el juego era a las 12 del día. Manuel Glower que no estaba maduro fue aventado al ruedo dos horas antes, viviendo un episodio de mucha ansiedad. Marco Rodríguez fue cuarto árbitro cuando ya estaba listo, es decir, hay presiones que someten a los árbitros”. EXCELSIOR