Aunque el banderazo vino desde junio de 2021, cuando el presidente López Obrador enlistó a sus ‘corcholatas’, y las campañas inician formalmente hasta el 1 de marzo, ayer fue el arranque. Ayer inició la campaña presidencial. Al menos, en la forma. Lo que observamos el domingo, será reflejo de lo que vendrá los próximos tres meses y medio, hasta llegar al primer domingo de junio: dos proyectos, con sus contrastes. De un lado, el registro de Claudia Sheinbaum ante el INE, arropada por los cuadros más visibles de Morena –gobernadores, candidatos y líderes de su partido-, delineando su proyecto de gobierno: ponerle segundo piso a la 4T, consolidar las obras de la 4T, mantener la austeridad de la 4T, ‘profundizar’ la estrategia de seguridad de la 4T… en esencia, mantener el rumbo y tomar como eje lo ya hecho por AMLO. Si hubiera alguna duda, ella misma la despejó: no habrá distancia con López Obrador. La oferta que ella representa significa continuar lo ya visto este sexenio. “El próximo 1 de marzo presentaré en el Zócalo los puntos de nuestro programa de gobierno que, por supuesto, incluirán las propuestas dadas a conocer recientemente por nuestro presidente (el paquete de reformas)”, dijo. Está claro para dónde va. No tendría que haber sorpresas. En la otra esquina, la alternativa es impulsada por una franja de la ciudadanía. Xóchitl Gálvez es la candidata de la alianza PAN-PRI-PRD, sí, pero por encima de los tres partidos hay una marea rosa que tiene más potencia que los propios partidos. Ayer en el Zócalo capitalino más de 100 mil personas se reunieron para “defender la democracia”; eso es lo que ven en juego. Decenas de miles más salieron a marchar en, al menos, 100 ciudades de México y el mundo. No se movilizaron en favor de un partido, pero sí, en contra de lo que consideran un “riesgo autoritario” y una “regresión democrática”. Xóchitl lo entendió y, aunque sabe que su candidatura se alimentará de ese sentir y en ella desembocaría esa agenda, dio el protagonismo a los ciudadanos. “Esta es una marcha por la defensa de la democracia y la defensa de las instituciones, dejemos a los ciudadanos marchar en paz”, dijo por la mañana, explicando su ausencia. Por la tarde, ya con el éxito de la marcha, felicitó a quienes participaron: “Mientras México tenga ciudadanas y ciudadanos que salgan a manifestarse para defender su democracia, no habrá tentación autoritaria que pueda mandar al diablo las instituciones”. Sus palabras estuvieron en sintonía a las dichas por Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE quien, ante un Zócalo repleto, casi al cierre de su discurso, en defensa de las instituciones y la democracia, dijo que México está “frente a un proyecto de reinstalación autoritaria (…) volveremos cada vez que sea necesario, para levantar la voz y decir: si es para desmantelarla, la democracia no se toca”. Son dos proyectos los que estarán en la boleta. Cada uno ve una realidad diferente. Uno, apuesta por la continuidad de la 4T. Ese proyecto ofrecerá seguir la ruta ya trazada por AMLO y, en esencia, continuar por ese camino, profundizando en lo planteado por el presidente con sus iniciativas de reformas (al poder judicial, electoral, desaparición de órganos autónomos…). El otro, alerta sobre los riesgos que el primero representa para la democracia. Considera un peligro regresivo la agenda oficialista; ve vulneradas las instituciones y riesgos de terminar con derechos y libertades. La batalla será también de narrativas. ¿Continuidad o cambio? ¿Autoritarismo o libertad? ¿Pro AMLO o anti AMLO? De eso se tratará la elección. POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN