A nivel nacional y en otras latitudes diariamente se toca un tema que parece temerario solo citarlo: la violencia. San Luis Potosí sigue estando en “le media” de las cifras nacionales, dicen las autoridades. Los promedios que se manejan en delitos de alto impacto nos colocan en esos renglones. Alivio para ellas, incertidumbre para el resto. Pero este año arrancó una temporada que, desafortunadamente, se presta para el miedo que provoca esa incertidumbre: los comicios electorales. Nuestro estado no aparece en los mapas rojos que otras entidades sufren todos los días. En donde la amenaza a las y los candidatos, en donde la amenaza a las y los funcionarios de casillas, en donde la amenaza a las y los ciudadanos para marcar su voto es cosa de todos los días.

Pero tampoco nos exime de que lo vivamos. El presupuesto destinado al CEEPAC, casi 100 mdp, es única y exclusivamente para la organización de los comicios. Sí para garantizar su transparencia y certidumbre, no para garantizar su seguridad.

Esto le compete, desde ya, a la autoridad federal, estatal y municipal. Mapeos, focos, puntos o banderas rojas, como lo quieran llamar, debe de pincharse desde ahora y ubicarlos en el mapeo de nuestro San Luis. Hay mucho que hacer.