La solicitud de Marcelo Ebrard de reponer el proceso de elección del “defensor” de la Cuarta Transformación -candidato presidencial-, y su posterior decisión de ya no participar en la contienda, aún y cuando no se habían dado resultados oficiales, marca un antes y un después de la vida interna de Morena. Pero no es sólo Morena, como partido político, es Morena el bastión político del Presidente de la República. Desde el mediodía los empujones se dieron en el recinto donde se celebraban los conteos. 

Marcelo pidió reposición procesal.

Fue hasta en la tarde noche cuando se fueron aclarando u oscureciendo -según el lado- los panoramas que se vienen para “las corcholatas”. Concretamente Marcelo decide bajarse de la contienda. Admite maldad, “los que no es bueno, no es bueno”. Y tampoco admitirá “premios de consolación” como se pensó, se resolvería. Lo orillaron, dijo, a elegir entre Morena o sus ideales. Defenderá lo suyo. Marcelo y Morena: antes y posterior.