Independientemente de que se haya tratado de un tema de carácter personal -sean infidelidades o ilícitos-, el ataque a mano armada que sufrió una persona en una conocida plaza comercial, a plena luz del día y en un horario saturado, es de tomarse con cuidado. Por el lugar y hora pasa a ser ya un tema de inseguridad social mayor, donde la responsabilidad va más allá de que la autoridad haya respondido inmediatamente -quién haya sido-, sino de políticas de prevención que involucre a todos los sectores que se vean comprometidos. Va siendo hora qué establecimientos, instituciones educativas, centros sociales, lugares de esparcimientos público y masivos tomen medidas adecuadas. Un ejemplo lo son las sedes de los poderes judicial y legislativo.

No pasa nadie sin uno o dos filtros detectores de metales. Los humores y razones que cargamos cada uno de nosotros en nuestro día a día van a dar como respuesta nuestro comportamiento social.

Unos más negativos que otros.

Desconocidos todos. Mejor evitemos una tragedia mayor y tomemos precauciones. Autoridades, tomen cartas en el asunto. No estamos muy lejos de Estados Unidos, donde comprar, portar y usar un arma es en México a comprar y mascar un chicle.