Uno de los deportes favoritos de la clase política es precisamente eso: politizar. Entiéndase esta actividad como aquello que los lleva a querer subir al ring del aplauso fácil y la polémica sin sentido todo, absolutamente todo lo que pasa por su interés, que no necesariamente por sus obligaciones. La zona metropolitana de San Luis Potosí está viviendo una de las crisis más graves en los últimos años: la del agua potable y su servicio. En muchos años no se había visto la falta del líquido. Lo que ha llevado a la autoridad municipal a implementar planes emergentes que coadyuven a la ciudadanía a una mejoría en su calidad de vida. Es cierto, la crítica es valedera cuando la autoridad deja pasar y no se le ve un ápice de movimiento en sus facultades, obligaciones y atribuciones o el camino no está siendo el adecuado. Como también es cierto que la ciudadanía exige del gobierno una solución inmediata. Lo que no es ni válido y menos correcto dentro del ejercicio de la política es querer tomar banderas que no corresponden en escenarios que no aplican. Temas que no ameritan en espacios y momentos inapropiados. “Politizar” se convierte en el juego perverso de intereses mezquinos de aquellos que pretenden aprovechar el defecto del de enfrente. El tema del agua es serio, muy serio. Será grave, muy grave. No caigamos en el ruin “discurso” barato que solo abona a la desinformación y al encono. Mejor en esos temas -sociales como los que más- abonemos, apoyemos. No seamos parte del problema con el verdadero rostro de la miseria humana que, a veces, muchos evidencian. Hasta mañana…