El pasado sábado el otrora todo poderoso sector del PRI campesino, celebró en su sede una asamblea de aniversario. Nada extraordinario.

La famosa CNC recibió a dos figuras: Sara Rocha y Enrique Galindo.

La primera, Presidenta del Comité Estatal del tricolor, y el segundo, Alcalde de la capital y política y priistamente: primer tricolor del estado. Rocha -que se dice “cenecista”- fue recibida con la misma efervescencia con la que llegó como líder tricolor hace poco más de dos meses. Ninguna.

Galindo por el contrario -entre el abrazo, el reconocimiento y la foto-, se granjeó a muchos de los viejos y nuevos sombrerudos cenecistas. Lo anterior pinta mucho de lo que esta ocurriendo en el PRI de SLP.

Por una parte, el marcado rechazo que la catorceña ha recibido de parte de muchos sectores. Salvo dos o tres que, por quedar en la nomina del partido -después de que Rocha corrió a casi el 90% de su personal-, son capaces de traicionar al mismo Plutarco Elías Calles si lo tuvieran enfrente por quedar bien con ella. Y por otra, el trabajo constante y desde las bases que está haciendo Galindo para seguir reconstruyendo lo que los anteriores lideres tricolores dejaron suelto: recuperar la calle y a sus líderes, más otros cientos de actividades partidistas.

Dos realidades. Este trabajo dividido ha quedado marcado. Pero con la diferencia del tiempo aventajado de Galindo sobre el de Sara. 

Él, negociando, dialogando, proponiendo, conjuntando. 

Ella, imponiendo, no dialogando y menos escuchando, negando, obstruyendo y hasta abusando o agandallando. Para muestra esto último:

La conformación del Consejo Político Estatal del PRI -que se compone de 106 consejeros y sus respectivos suplentes más los que han sido presidentes, diputados, ex diputados, etc.- debió ser una equitativa y tersa negociación entre las fuerzas y liderazgos tricolores actuales y básicas: la “de jure” de Sara y la “de facto” de Galindo. Sara prefirió -dejando a un lado lo poco de credibilidad y confianza que tenía con las cúpulas priistas-, acomodar a su gusto -sin consultarle a Galindo- la mayoría del Consejo sin equilibrar nombres y menos respetar acuerdos políticos pre-establecidos o entendibles.

Conformó el que le conviene a ella y a su jefe superior Alejandro Moreno. Solo que Moreno no esta en San Luis, y ella junto a Frinne Azuara, su Secretaría General, sí y solas. La CNC, el sábado, le reflejó su realidad a Sara Rocha y el PRI en el que quiere mandar. La CNC, el sábado, le reflejó su realidad a Enrique Galindo y el PRI que quiere reconstruir y fortalecer.