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Don Carlos Jonguitud Barrios en el centenario de su natalicio
00:02 lunes 4 noviembre, 2024
DESDE LA REDACCIÓN SLPNo se puede hablar del estado de San Luis Potosí de hoy sin citar a quien debe considerarse, por propios y extraños, “istas” y antis, amigos u oponentes, colaboradores y críticos, todas y todos los potosinos, como el referente y artífice de ese San Luis Potosí que se sostiene en las columnas de la modernidad y grandeza que durante su sexenio de 1979 a 1985 se empezara a construir: el Señor Profesor y Licenciado don Carlos Jonguitud Barrios, Gobernador del Estado. El día de hoy se cumplen cien años del natalicio de este personaje cuya trayectoria formativa nace en la huasteca potosina, en su natal Coxcatlán, desbordándose, desde muy joven, en búsqueda de la preparación académica que pudiera encauzarse en las que, sin duda, se convirtieron en su “apasionada entrega”: su espíritu y vocación de servicio público y la política. Maestro normalista y abogado, Carlos Jonguitud encontró mano y concejo de personajes centrales en la vida política nacional, tanto en el PRI como en uno de los sindicatos mas poderosos y el más numeroso de México y América Latina: el de los Maestros. Aún y creciendo en la capital mexicana, San Luis Potosí siempre rondaba su objetivo.
Había que regresar al terruño con la pretensión de cambiar la casa que dejó desde joven. ¡Y lo hizo!. Formado en el sistema político mexicano tradicional y todo poderoso, tiene en la bolsa de sus emblemáticos coordinados de colores claros las cartas credenciales más fuertes y suficientes, junto a los afectos y apoyos presidenciales, para regresar como candidato a la gubernatura en 1979. Silla que logra con el total apoyo del PRI local, los huastecos y maestros, no sin antes ser cuestionado por cierto sector social que no veían arraigo potosino ni nivel social suficiente de “el huasteco”. Etiqueta despectiva que, el robusto político de mirada fuerte bajo las cejas tupidas y el bigote muy ochentero que igual opinaba sonriendo o dictaba con firmeza peinándose al mismo tiempo, desde la nuca, la entrecana cabellera con la mano derecha, convirtió en “El Maestro”. Su sexenio, no exento de críticas y aplausos, viene a ser el parteaguas del San Luis Potosí que en su visión y misión don Carlos siempre tuvo claro: su prosperidad y justicia social bajo el trabajo de modernización. Carreteras, caminos, escuelas de y para todos los niveles en todo el estado -sin dejar de citar los sistemas COBACH y telesecundarias-, industria, fomento económico, plazas y mercados, un aeropuerto -mismo que hoy es internacional y sigue en funciones-, los Parques Tangamanga, los circuitos viales como el Rio Santiago. En lo social un interminable cuadro de apoyos que iban destinados a grupos vulnerables como niños y niñas; así como el fomento al campo y al trabajo de pequeños y grandes productores. Y en lo político, hombre de diálogos y acuerdos, de mano firme pero respetuosa y tolerante. Supo construir puentes con quienes no eran afines a su manera de hacer gobierno y política, logrando el reconocimiento de todas y todos como un gran gobernante. Que todo lo anterior lo respalden sus “istas; que todo lo anterior lo juzguen sus “antis”. Advierto al lector, que me atrevo a escribir de don Carlos a partir del testimonio de sus cercanos y contrarios. Respetuoso y abierto, tomo de ambas voces. Mi edad y generación no me dieron la oportunidad de vivir en su sexenio y menos conocerle. Pero sí, gustoso de aprender y escuchar de nuestra historia, trato de plasmar en estas líneas el trazo de vida de un personaje y un gobernante, cuyo legado sigue presente en nuestro estado. Con cifras y hechos, con datos y anécdotas, con números y realidades, el gobierno de don Carlos Jonguitud Barrios -después de casi 45 años-, sigue siendo una etiqueta que sus 11 sucesores -sin que lo acepten y menos lo digan- y los que por años venideros ocupen su silla, tuvieron, tienen y tendran como reto para superar su obra y legado. Hay que decirlo, unos más y otros menos, han dado continuidad a lo que el Profesor y Licenciado marcara y plantara para el San Luis Potosí de hoy. Pero la historia de nuestro estado, junto a quienes la vieron y vivieron en el sexenio de don Carlos, los años posteriores y el actual San Luis Potosí, deberá seguir escribiéndose objetiva y fríamente. Con el claro ejercicio de la crítica, pero también con el del reconocimiento y aplauso: No se puede dejar a un lado la figura insigne de quien hoy recodamos a 100 años de su natalicio y que lograra el paso y peso de su nombre para la historia de nuestro estado bajo aquel estribillo que hoy sigue sonando cuando vemos el San Luis Potosí de la modernidad que en su visión como estadista trazara el gobernante: “¡Un líder con rectitud:
el Maestro Jonguitud!”