Chismes, rumores, “dicen que”, posibilidades, probabilidades o realidad: si cualquiera de las anteriores aplica para los nombres que en las últimas 24 horas han sonado para suplir a Juan Carlos Machinena al frente de la Secretaria de Turismo estatal, de verdad piénsenlo dos veces. Se trata de las diputadas Yolanda Cepeda Echavarría y Liliana Flores. Recapitulemos rápida y brevemente: esta dependencia ha cargado con los pecados de malos nombramientos en el último sexenio y lo que va del actual: Arturo Esper con Juan Manuel Carreras (2015-2021) y Patricia Veliz, Francisco Reyes, Aurora Mancilla y, todavía hasta hoy, Juan Carlos Machinena (2021-2024). Ninguno ha tenido un papel que brille y permita descubrir el oro del potencial turístico potosino. ¡Ninguno! El lunes el Gobernador Gallardo habló de remover a Machinena del cargo; lo confirmó su Secretario de Gobierno, Guadalupe Torres; y ahora resulta que siempre no, que se queda un rato más, hasta que encuentren al o a la ideal. ¡Sean serios, señoras y señores! Porque si se pretende suplir el pobre trabajo de Machinena y sus cuatro antecesores con una de dos diputadas, cuyo trabajo legislativo ha sido poco menos que nulo, tan solo por pagarles el favor de haber abandonado a sus partidos de origen -el PRI y el PAN-, pues ya mejor nombren al primero que se les atraviese frente a Palacio de Gobierno. Pero previo a eso, Poder Ejecutivo, explíquenle al sector turístico que no fueron capaces de revisar perfiles idóneos para dicho encargo y que tampoco tuvieron la voluntad de nombrar a alguien con verdadero sentido de responsabilidad, no solamente para irse a vivir a Ciudad Valles -como pretenden resolver el problema turístico en el estado-, sino para entender a plenitud el potencial turístico del estado y los roles y necesidades que juegan y necesitan todos sus actores. Si de verdad van a nombrar a Yolanda Cepeda y a Liliana Flores, ¡háganlo! Ya no martiricen a Machinena y denle las gracias. Pero en dos meses no pretendan lavar su pecado adjudicándoles a cualquiera de ellas el famoso “por motivos personales” o “porque no quisieran vivir en Ciudad Valles” pretendiendo que esto resolvería de un plumazo el abandono del sector. La capacidad va más allá que la ciega obediencia o el pago al “favor electorero” de cambiar a su partido por irse al oficial.