El que 9 de los 58 alcaldes que jugaron una elección el pasado mes de junio abandonen sus partidos de origen no es relevante, salvo que fueran de Morena y corrieran a los brazos de cualquier otro partido, eso sí sería noticia. No es el caso. Si se fueron del PRI, del PAN o del PRD es porque sabemos que a estas alturas de su vida política -sobre todo el PRI- esos partidos no son capaces de retener ni a sus empleados administrativos, menos lo harían con sus aliados políticos. Otra historia. Lo que llama la atención es que, en lugar de irse a Morena, que tiene más ayuntamientos, prefieran irse al Verde. Que con esta suma logran 19 alcaldías. Esperemos sea por gusto y no por necesidad. Vamos, que la decisión haya sido pensada y no bajo la tónica de que es el gobierno del estado quien controla mucho de los recursos a que pueden aspirar los municipios como Coxcatlán, San Nicolas Tolentino o Ciudad del Maíz. Las sumatorias se siguen dando o por necesidad o por temores de cualquier tipo. Desde el acceso fácil a recursos asignados por la federación que el estado dispersa o por el simple y llano ejercicio de revisiones a cuentas públicas. A menos que sea por obra y gracia del Espíritu Santo. Esperemos se hayan dado esos cambios por esta última. En cualquier circunstancia, la vida democrática de México se menoscaba. En cualquiera.